Pagándole al mecánico - Relatos Eróticos

Pagándole al mecánico

Mi nombre es Judith Viviana Reyes Martínez, tengo 50 años, y soy colombiana, de la ciudad de Cali, en el departamento del valle del cauca. Soy de piel blanca, cejas delgadas, ojos negros, boca no muy grande, cachetona, y cabello negro no muy largo que digamos. Mi figura no es muy delgada, soy más bien gordita bien rellenita, piernas gorditas, al igual que mis brazos, y mi barriga parece de embarazada, no me considero muy bonita que digamos. Mi culo no es muy grande, pero si bien redondito, jugoso y apetitoso, lo que si tengo grandes son mis tetas, pero se debe a mi compostura obesa, así que no creo que cuente, soy felizmente casada hace 24 años, y de ese matrimonio nacieron mis 4 bendiciones, Julián de 22 años, Daniela de 19, Nicolás de 12, y Vanessa de 7 añitos.

Estando metida en este mundo de la organización de eventos, he aprendido muchas cosas sobre mis clientes, como que los mas estrictos, terminan siendo los que mejor pagan, pero al mismo tiempo, también son los más obsesivos y exigentes con la puntualidad. Doña Gabriela no se queda atrás por supuesto, una veterana mujer pensionada de la policía, solía ser coronel, por eso es que es tan exigente, me contracto para organizar la fiesta de cumpleaños de su hija, y a pesar de que la fiesta seria a las 02:00pm, me hizo ir por la mañana para cuadrar todo, y terminar con los detalles antes del mediodía. Menos mal soy madrugadora, porque a las 05:00am me escribió al whatsapp, y me dijo que queria verme a las 06:00am en su casa, no queria problemas con esa señora, así que le dije que nos veíamos en su casa, que no se preocupara.

Me di un baño con agua caliente, y me vestí para ir a verme con ella, aún faltaba una hora, pero la cuestión es que la señora es de Jamundí, un municipio a una hora de Cali, y era mejor salir de una vez, para así evitar trancones; me puse un calzón negro, un brasier blanco, unos shorts azules algo cortos, sandalias cafés una blusa roja con diseños de corazones negros. Alisté mi camioneta, y me dirigí a la casa de Doña Gabriela, pero por esas cosas de la vida, o cosas que solo me pasan a mi supongo, cuando iba por la avenida cañas gordas, comenzó a fallarme el motor, vi en el celular, y el taller de mecánica más cercano, estaba dentro de Jamundí aún me faltaban varios kilómetros, así que mejor llame a un mecánico a domicilio para que fuera a revisar el carro, porque la mecánica y yo no somos los mejores amigos que digamos. Apagué el motor, y me senté en el césped cerca de la carretera a esperarlo.

Estaba aburrida ya esperando, porque sé que me metería en problemas con esa señora, cuando vi llegar a mi mecánico, venia en una moto RX-115, con su overol de trabajo, y un casco de color blanco, se quitó su casco, y pude detallarlo mejor; era un hermoso jovencito, de uno 22 añitos más o menos, piel blanca, ojos negros, cejas delgadas, boca grande de labios gruesos, y un hermoso cabello largo, tinturado de color rubio. Se acercó a mí con su maletín de trabajo terciado en su ...