1. La playa con Luisa


    Fecha: 30/07/2022, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Luisa es hermana de una querida amiga extranjera de la universidad. En unas vacaciones, a la mitad del curso ella llegó de visita a la ciudad. Cuando nos presentaron, de inmediato quedé encandilado con ella: su lacio y largo cabello cuya caída sembraba algunos surcos que anticipaban las curvas que componían su cuerpo, unos ojos brillantes y sugerentes, su cuerpo carnoso y que disfrutaba aún más cuando lo admiraba bailando, pero sobre todo ese acento extranjero al que me encantaba someterme durante horas. Todo en ella era perfecto.
    
    Dado que su estancia sería corta, aproveché para ofrecerme como su guía privado en la ciudad. Rápidamente conocí sus gustos y durante algunos días pude ofrecerle las mejores experiencias en diferentes sitios. Durante su último fin de semana, entre ella, su hermana y un amigo en común, preparamos una rápida excursión a la playa. Rentamos un auto y nos pusimos en marcha al día siguiente. Ella conducía, y yo servía de copiloto. La charla de carretera me ayudó a darme cuenta de que la atracción era mutua.
    
    Aquel día se notaba especialmente hermosa. El calor veraniego jugó a mi favor y mi musa se presentó con un short de mezclilla que coronaba sus piernas morenas, junto a una blusa de tirantes que nos refrescaba a ambos y ofrecía una vista maravillosa de sus pechos. No sé si me descubrí un fetiche, pero verla tras el volante encendió mis pasiones y aumentó mis ganas de conocer cada centímetro de su piel.
    
    Tras algunas horas de viaje, llegamos a nuestro destino casi a tiempo para disfrutar la tarde recostados en la arena. Apenas al llegar, ella, una mujer calculadora, se despojó de sus ropas frente a mi para lucir un hermoso traje de baño color rojo. Advertí que mi sangre se concentraba en mi entrepierna y ante su invitación a tomar el sol tuve que excusarme por un par de minutos para no evidenciarme. Mi discreción fue evidente y ella sólo se reía mientras daba la media vuelta para brindarme otro espectáculo visual. Dado que nuestros acompañantes estaban en su propia aventura, me sentí más relajado para hacer mis faenas.
    
    Una vez pude incorporarme, me recosté junto a ella, sentirnos tan juntos creó una atmósfera especialmente erótica, que aprovechó para emplear el viejo truco del bloqueador. La conjunción del brillo de su joven piel, los olores del mar y el tacto de la crema aceleraron mi corazón y no tardé en convertir el suave masaje previo al bronceado en unas caricias disimuladas que pintaron minúsculas expresiones de placer en su rostro. Le pedí devolverme el favor y disfruté casi desesperadamente con el roce de sus manos. Al caer la tarde, nos dispusimos a buscar refugio en el hotel más cercano.
    
    Al llegar al hotel sólo pudimos hacernos de un par de habitaciones dobles. Yo seguí atento a mis golpes de suerte y reservé mi lugar en la misma habitación que ella. Nadie objetó y casi corrimos al temporal aposento. Luego de entrar nos apresuramos a acomodarnos para luego abrir un par de cervezas que metí de ...
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