1. Follar entre amigos (II)


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Gays Autor: JHG, Fuente: TodoRelatos

    ... retirarme, pero no pude. «No la saques todavía, no la saques», me suplicaba mientras aceleraba el ritmo de su masturbación. Aprovechando que aun la tenía dura retomé el movimiento. «¡Sí! Joder, joder!» Alfonso elevaba el tono de voz. Le tapé la boca para acallar sus gritos y, al tiempo que su respiración se aceleraba pude oír los trallazos de semen golpeando contra el tablero de madera del escritorio.
    
    Acabamos rendidos, apestando a sudor y, al menos yo, sin llegar a asimilar lo que acababa de pasar. Ayudé a Alfonso a regresar a la cama y ambos nos tumbamos, sin mediar palabra. Instintivamente llevé mi brazo a su cintura; temí que lo apartara, pero lo que hizo fue favorecer el gesto rodeándome con el suyo por los hombros. Tan saciado estaba que fui inmune al potente olor que emanaba de su axila.
    
    Lo siguiente que recuerdo es despertar, horas más tarde. Seguíamos en su cama, abrazados. Eran casi las 00:00! Sentía hambre y necesitaba ir al baño, pero a la vez no quería separarme de él, que seguía dormido. Con cuidado retiré su brazo, me incorporé y me estaba poniendo la camiseta cuando oí un portazo y ruido de llaves. ¡Era la madre de Alfonso! Rápidamente terminé de vestirme como pude, cerré la puerta de la habitación y salí al salón.
    
    -¿Aun estás aquí, hijo? - me preguntó sorprendida la madre.
    
    -Bueno, estaba esperando a que llegara. Me sabía mal irme sin despedirme - respondí disimulando mientras acababa de ponerme las zapatillas. - Alfonso se quedó dormido hace un rato.
    
    -No tiene remedio. Eres el que más tiempo ha aguantado, ¿sabes?. Te has ganado el cielo.
    
    "Yo no lo llamaría cielo exactamente", pensaba mientras caminaba de vuelta a casa, aunque desde luego me supo a gloria. Seguía sin encajar del todo lo sucedido. Ni en mis mayores fantasías habría imaginado algo así. Ya en casa, Sergio no estaba. Me acosté sin pensar mucho en el tema. A la mañana siguiente, aun en la cama, me sobresaltó un aviso del móvil. Miré y era Alfonso. "Anoche no te despediste, cabrón. Ni un besito siquiera.", decía, seguido de varios emoticonos de risa. Al menos sabía que nuestra amistad seguía. Pero no paraba de preguntarme de qué manera. Quise poner tierra de por medio un tiempo, suponiendo que ambos lo necesitábamos. Tardaba en contestar a sus mensajes y procuraba ser más seco que de costumbre. Tenía que resolver mi crisis de pareja y no confundirme de sentimientos. Pero no sirvió de mucho. Cada vez que intentaba aclarar mi mente, aparecía Alfonso. Solo tardó dos días en volver a invitarme a su casa. Y no pude decir que no. Esta vez fui yo quien gozó con su polla en mi culo. Pero además de tener otra sesión de sexo intenso, hablamos, cenamos y nos reímos como nunca.
    
    Poco a poco comenzamos a quedar cada vez más a menudo, primero solo los findes, luego buscábamos cualquier excusa para vernos entre semana y que su madre no sospechara. Le acompañaba a sus revisiones médicas y sesiones de rehabilitación, y aprovechábamos para mamarnos discretamente en el ...