1. El regalo: Un antes y un después (Decimonovena parte)


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... bendita puerta de aquella sórdida habitación estaba abierta de par en par. Y me sentí nervioso, recordando la primera vez con mi rubia tentación allí.
    
    Sin embargo, Martha solo curioseaba los artilugios que se hallaban dispuestos para algún uso, sobre una mesilla de madera lacada que se encontraba justo al lado de una especie de cepo de la era medieval. Almudena con su bata entreabierta, dejando ver una buena proporción de sus tetas operadas y gran parte de su muslo derecho hasta la altura del inicio de sus nalgas, permanecía recostada de medio lado en aquella amplia cama, de la cual pendían del dosel de hierro varias cadenas plateadas y que de poder hablar, seguramente contaría infinidad de batallas sexuales.
    
    —Así que aquí están las damas. Pensé que estaría clausurada esta habitación después del uso que le dio Paola. —Les hablé, llamando su atención, mientras que les sonreía, buscando un sitio donde colocar la bandeja. Finalmente al lado del curvilíneo diván negro, con sus argollas a los costados, sobre una especie de jaula mediana la instalé.
    
    —¡Jajaja! Tesoro, aquí la limpieza e higiene son fundamentales. Después de cada sesión, entra Amalia para arreglar y dejar todo dispuesto para la próxima vez. —Me respondió Almudena, apoyada sobre su codo izquierdo y sosteniendo en su mano derecha un cigarrillo.
    
    —Ok. Y hablando de Amalia, mira. Me entregó estas dos botellas de brandy pero sin saber cuál era de tu agrado, me traje las dos para que tú decidieras. —Y con una botella en cada mano me acerque inocentemente a su lado.
    
    —Este Jerez estará bien. Y sin esto te verás muchísimo mejor corazón. —Y… ¡Zas! Ágilmente me retiró la toalla dejándome ante ella expuesto, y por detrás de mí una sorprendida pero risueña Martha, entre carcajadas aplaudía la súbita fechoría de su amiga. Me giré para recriminarle por sus risas cómplices, pero me quedé con la boca abierta. Sin dudarlo, aquella hermosa mujer se despojó con elegancia de su bata blanca, dejándome admirar por completo su bien trabajado cuerpo.
    
    —¡Tranquilo corazón! Para que no te sientas tan comprometido y equilibrar la balanza, mira… yo también te acompaño en tu hermosa desnudez. ¡Ven! Déjame ayudarte a llenar las copas. Destapa esa botella, por favor. —Y se acercó Martha hasta el diván, caminando despacio y muy sensual, recordándome a Kelly LeBrock en la película «The Woman in Red».
    
    La verdad no pude retirar mis ojos del suave balanceo de su par de hermosos y levantados senos. Fieros montículos de piel tersa, resistiendo a la ley de la gravedad. Su mano acarició la curvatura del diván, desde la parte más baja hasta la cima más alta y me observó, para posteriormente agacharse de forma coqueta y entre sus dedos tomar una de las cromadas argollas, girándola lentamente. La redondez de sus nalgas se exhibió ante mis ojos, elongó sus muslos para avanzar pocos pasos y observé la delicadeza de sus pies, afirmarse junto a la jaula de negro metal. Aquella agradable visión, de tintes ...
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