1. Las noches de Green City - Capítulo 1


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Bardric, Fuente: TodoRelatos

    Lo primero que noté al despertarme fue la boca seca, como si no hubiera bebido en días. La cabeza me mataba y sentí un estallido de dolor cuando mi perro ladró al verme despierto. Me incorporé en la cama y bajé los pies al suelo. Me había quedado dormido con sólo unos vaqueros.
    
    Mi casa es, prácticamente, una sola habitación. Esa habitación es a la vez un salón, una cocina y un dormitorio. Los armarios, tanto de ropa como los que utilizo para la cocina, están empotrados en las paredes, al igual que la cama. En una de las paredes, hay una cortina que separa el cuarto de baño del resto de la casa.
    
    Me levanté y fui hacia el cuarto de baño. Me lavé la cara y me miré al espejo. Me devolvió la mirada un hombre joven que no aparentaba ni los treinta años. Una barba de tres días crecía en su mentón de líneas rectas y angulosas. Su pelo corto, casi con un corte militar. Me revisé más de cerca los ojos y los tenía surcados con una red de venas rojas.
    
    - Sin duda, ayer tuvo que ser una buena noche.
    
    Salí de vuelta a la habitación y vi a Baxter, mi bóxer marrón que recogí de la calle, con su cuenco de comida en la boca. Miré el reloj y marcaba las siete de la tarde. Me había quedado dormido casi todo el día. Cogí el cuenco de Baxter y se lo llené de pienso, se lo dejé en el suelo y se abalanzó sobre él, devorándolo. Aproveché que estaba al lado de la nevera y saqué una cerveza. Como siempre decía un amigo: “No hay mejor remedio para la resaca que el mal que te lo ha causado.”
    
    Me tiré sobre el sofá esquinero de cinco plazas que tenía y, cuando iba a encender la televisión, sonó el tono de llamada de la casa. Delante del sofá había una mesa baja con una pantalla y botones para controlar todo, desde las luces hasta las persianas o la televisión. En esa pantalla apareció el nombre de Bobby, un viejo amigo mío. Le di al botón para coger la llamada y, enseguida, escuché su voz por los altavoces.
    
    - Buenos días, me alegro de comprobar que, al menos, estás en tu casa.
    
    - Buenas. ¿Y eso?
    
    - No sé si lo sabes, pero tienes el móvil muerto, al menos no da señal, y supongo que tampoco te acuerdas que hoy habíamos quedado para comer.
    
    Llevaba razón, ni me acordaba de ello. Miré a mi alrededor, buscando el móvil, pero no lo vi por ninguna parte.
    
    - Pues, siéndote totalmente sincero, me acabo de levantar hace cinco minutos con la madre de todas las resacas.
    
    - ¿Saliste anoche? ¿Tú solo?
    
    - Ni idea, no me acuerdo de nada de anoche.
    
    - Joder, Elias. No deberías hacerte eso. Sé que estás mal con lo de la ruptura con Rose y no es bueno que te quedes encerrado en casa, pero si querías salir por ahí, podías haberme llamado.
    
    Al escuchar el nombre de Rose me vino a la cabeza, como un golpe de un boxeador, los recuerdos de ella. Cómo habíamos empezado a salir, nuestra relación, cómo me había puesto los cuernos con su jefe y la dolorosa ruptura. El sentimiento de traición y el dolor me llenó de súbito.
    
    - Tienes razón tío. Supongo que necesitaba ...
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