1. Un día especial


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Carmen75, Fuente: TodoRelatos

    ... ¿No lo compruebas? - le pregunté al ver que lo guardaba en el bolsillo del pantalón sin tan siquiera abrirlo
    
    - Carmen, sé que no quieres engañarme. Espero que hoy sea la primera de muchas veces. Porque te voy a ser sincero, pocas veces quedo con una mujer tan espectacular como tú.
    
    No solo estaba buenísimo, sino que sabía camelarme. Terminamos las bebidas, pagó como un buen caballero cumpliendo todos los tópicos que yo esperaba y nos marchamos. Paseamos hasta una tienda de una marca francesa muy cara en pleno centro y entramos. Las miradas de las otras clientas eran como gasolina para mí, notaba la envidia que desprendían al ver mi acompañante. ¿Se imaginarían algo? Qué importaba, yo estaba en una nube…
    
    Miramos juntos unos vestidos y escogí uno que me gustó. Le dije a Mario que me buscara otro que le gustara a él en rojo y me dirigí al probador. Era de esos de cortinas, unisex, donde todos nos mezclamos y solo el pudor te impide mirar a tu alrededor. Cerré la cortina con cuidado. Me quité mi camiseta y también la falda. Me miré en el espejo. No me veía perfecta, pero hoy era el día. Muy despacio, me quité también las bragas. Estaba completamente desnuda, en un lugar público. Solo quedaban mis cuñas, que me estilizaban las piernas y eso me gustaba. El vestido entró fácilmente, era suave. Pero quería ver qué había escogido Mario para mí.
    
    - Mario, ¿me has traído el otro vestido?
    
    Me quité el vestido para probarme el otro en cuanto me lo trajera. Oí un ruido y abrí la cortina para darle a Mario el que ya había probado. Entonces le vi, no era Mario. Era un hombre de unos cincuenta años al que había cazado antes echándome unas miradas de morir en la tienda. Estaba en el probador de enfrente, con la cortina entreabierta. Y se estaba masturbando. Ahogué un grito. Y no hice nada. En lugar de escandalizarme, me había excitado. Me giré para verle en el espejo y abrí un poco más mi cortina. Era mojigata al mirarle en el espejo y no de frente, era atrevida mostrándome. Mi cabeza estaba enloquecida.
    
    ¿Con qué estaría fantaseando? ¿Qué le habría excitado de mí? Ya no era una cría, pero desnuda en el probador tenía mi aquello. Este año había tomado el sol en topless en mi jardín y tenía un color de piel precioso. ¿Imaginaría que me follaba? ¿Imaginaría que me compartía con otros hombres? ¿Imaginaría que se la chupaba allí mismo? ¿Le excitaría tanto como a mí que pudieran pillarnos?
    
    Miré en el espejo, evitando el contacto con sus ojos. Y busqué su rabo. No tenía una polla muy grande, pero iba muy bien depilado. Tenía el capullo gordo e hinchado. Se veía que estaba dándole muy duro a su cacharro, haciéndose una paja como un adolescente. Ser su objeto de deseo me puso muy caliente. Cachonda, incluso. Una palabra que no aparecía en mi vida diaria, pero que aquel día estaba a flor de piel. Polla, tetas, rabo… Yo nunca decía nada así. Pero era un día especial.
    
    Decidí jugar. Fingiendo (púdica hasta para esto) que recogía el vestido, me agaché, ...
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