1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... papá, 20 centímetros bien gruesa como de 5 o 6 centímetros de ancho. Nos quedamos callados. Yo viéndolo a él a sus genitales, y él viéndome a mí a los ojos. Como no queriendo me deslicé en la cama para acercarme a él, y él correspondió echando para atrás el brazo que se interponía entre él y yo. Me acerqué más.
    
    Volteé a verlo a los ojos y me pregunta con una sonrisa torpe, tímida, pero seguro de lo que preguntaba:«Y… ¿también se la agarraste a mi papá?»…
    
    No le contesté. Sólo bajé los ojos a su pene y lo siguiente fue que mi brazo izquierdo cobró vida y se dirigió hacia ese hermoso mástil lleno de venas. En cuanto tomé su tronco con mi mano, él se estremeció ligeramente y jaló aire extra por la nariz.
    
    La acaricié con mucha sutileza, apenas haciendo contacto piel a piel. Subí y bajé mi mano sintiendo sus pulsaciones lo mismo que su calor. La tomé con toda la mano ahora haciendo una poca de presión para jalar hacia abajo su prepucio y esto le arrancó otro estremecimiento.
    
    – Ya Chaparro… esto no está bien… déjamela…
    
    – Espérate Carlangas… otro ratito… no le cuento a nadie…
    
    Como única respuesta suya obtuve que no hizo nada por impedirlo. De pronto me sentí incómodo y subí mi pierna izquierda a la cama para podérsela atrapar con la mano derecha. Esta vez inicié movimientos masturbatorios muy lentos, subiendo y bajando el prepucio hasta ambos topes. Sin quererlo, se me salió de los labios:«Que rica la tienes Carlangas…». El otro no atinó a decir nada. Yo sabía lo que era andar excesivamente caliente, y era el caso de Carlos, porque hasta acomodó la cadera sobre la cama y separó más las piernas para disfrutarlo más. Después se la solté para acariciar sus testículos y al igual que los de mi papá, estaban encerrados y arrugados, y también peludos. En mis jadeos, en mi mente estaba clavada la idea de metérmela a la boca, pero pensé que sería muy avanzado para Carlos, así que seguí masturbándolo. Lento, un poco más rápido y al crecer la excitación, se enderezó lo suficiente para poner su brazo sobre mi espalda. No supe cuál era su intención, pero definitivamente no podía ser para que se la chupara.«Ya Chaparrito… ya párale…». No le hice caso, aumenté el ritmo y la presión sobre su pene y éste ya de plano empezó a lanzar gemidos sordos. Lo que hizo fue atraparme del hombro, como abrazándome, clavó su frente en mi hombro izquierda, con los ojos cerrados, muy apretados y ante esto puse más empeño en jalársela y el resultado no se hizo esperar. Dos fuertes disparos fueron a dar a su pecho, otros dos a su panza y el resto escurrió sobre mi mano.
    
    Una vez que acabó de eyacular se desvaneció con respiración gruesa sobre la cama y yo hice lo mismo, me acosté a su lado, muy pegado a él y empecé a jalármela frenéticamente. Con la lubricación de su semen entre mi mano y mi pene, terminé rapidísimo (ósea tuve un orgasmo seco, ya que yo todavía no eyaculo) y ahí quedamos los dos, tendidos boca arriba, jadeando, dejando que la naturaleza restaurara ...