Follando en la sala de cine - Relatos Eróticos

Follando en la sala de cine

Desde que tuvimos nuestra segunda cita, mi novio y yo sabemos que queremos cumplir la fantasía de follar en el cine. Algunas veces nos habíamos liado y metido un poco de mano, pero esta vez estábamos decididos a llegar hasta el final. Y el mejor lugar para hacerlo son los nuevos cines de la capital que tienen butacas dobles para parejas.

Elegimos una película que no nos interesa demasiado y que no tiene demasiada audiencia por ser la primera sesión.

Pasados los anuncios y habiendo pasado unos minutos de la película decidimos ponernos manos a la obra.

Empezamos a besarnos suave, lento, de forma húmeda y candente. Nuestros labios son el primer conducto que usamos para controlar la excitación.

Los besos cada vez son más intensos, nuestras lenguas se entrelazan y se succionan. Queremos devorarnos y los dos lo sabemos.

No tardas en llevar tus manos a mis tetas, al tiempo que mis dedos van bajando lentamente por tu pecho deseando desnudarte.

Masajeas suavemente mis pechos y vas notando cómo mis pezones se ponen duros, así que procedes a retorcerlos para excitarme más y más.

Seguimos así unos minutos, hasta que te insisto en las ganas que tengo de quitarme el sujetador y tú procedes a deshacerte de él con mucha habilidad. Es mucho mejor este contacto directo de tus dedos y mi piel.

Acaricio tu pecho peludo de arriba abajo, hago amagos de agarrarte el paquete pero siempre me detengo antes de hacerlo, de manera que nuestra excitación continúa creciendo.

Nos quitamos las camisetas dejando libertad a nuestros torsos desnudos, que nos invitan mutuamente a devorarnos.

Empiezo a darte besos en el cuello, a pasar la lengua por él con mucha delicadeza. Mientras, tus brazos fuertes acarician mi abdomen y noto como su vello se eriza progresivamente.

Después de jugar con tu cuello, por fin llega uno de mis momentos favoritos. Agarras mis tetas ejerciendo presión y te dedicas a morder y succionar alternativamente mis pezones. Esto me arranca varios gemidos que intento que sean inaudibles.

Te acaricio la polla por encima del pantalón y noto que estás tan excitado como yo. Te la sobo un rato hasta que empiezo a desabrochar el botón y la cremallera que estaban impidiéndome el acceso.

Tu miembro presiona con fuerza la tela del calzoncillo que ya empieza a hunedecerse con líquido preseminal gracias al sutil toque de mis dedos sobre tu bóxer.

Te bajo también los calzoncillos para empezar a chupártela con avidez. Mi lengua recorre tu tronco despacio mientras lo lleno de saliva. Me deslizo hasta el capullo para lamerlo con deseo. Las babas empapan tu polla y me permiten masturbarte con más facilidad, al tiempo que succiono con fuerza.

Dedico también unos momentos a tus huevos. Los acaricio y juegos con ellos, los lamo, me los meto en la boca y los succiono.

Voy alternando la masturbación con la mamada y el jugueteo con tus pelotas. Esta combinación resulta tan excitante para ti que me pides que pare si no quiero que te ...