1. Mi pequeña Vanessa, mi pequeña amante Segunda parte


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Incesto Autor: mixlepik, Fuente: SexoSinTabues30

    … Esa noche dormí tan plácidamente como en tiempo atrás no lo hacía.
    
    Al día siguiente desperté más tarde de lo acostumbrado, debido al ruido enloquecedor del reloj despertador, estirando mi brazo apreté el botón de apagado y levante la vista todavía borrosa y cuando aclare mis ojos vi que eran las 10 de la mañana “Maldición, es tardísimo” y me levante como catapulta, me senté a la orilla de la cama y trate de poner orden en mis ideas, lógicamente recordé lo que hice la noche anterior. Mis pensamientos entraron en conflicto, por un lado me sentía avergonzado por mis actos y por otro lado no encontraba arrepentimiento alguno de haber disfrutado de mi hija, solo lamentaba que ella no hubiera participado de forma activa de esa exquisita experiencia sexual. Rápidamente revise que tuviera puesta la pijama y fui al cuarto de Vanessa con el latido acelerado de mi corazón, estaba nervioso, no sabía a ciencia cierta si mi hija se había dado cuenta de lo de ayer y peor aún ¿cómo lo tomaría?… sin tocar a la puerta la abrí y asomé mi cabeza” Vanessa, Vanessa, levántate ya es tarde y…” no pude acabar la frase, mi hija no estaba en su cama.
    
    Baje un poco apresurado y nervioso mientras decía en tono alto “Vanessa, hija ¿Dónde estás? Ya es tarde y tengo que preparar el desayuno” Escuche su voz salir del comedor “Aquí estoy Papi” y ahí la encontré sentada frente a la mesa sosteniendo una taza de café con ambas manos, pude notar que ya no llevaba puesta la pijama de su Mama, en su lugar se había puesto su pijama de franela con estampados infantiles, le dio un pequeño sorbo a la taza y puso su carita seria, acto seguido giro su rostro lo suficiente para poder verme, “tranquilo Papa, hoy es sábado y no hay clases, ni tú vas a la oficina” me aclaro regalándome una sonrisa. “Tienes razón hija, no sé qué me paso… ¿tienes mucho tiempo levantada?” dejo su taza sobre la mesa, cruzo sus brazos y levanto su vista hacia el techo de la habitación y colocando el dedo índice de su mano derecha sobre sus labios dijo “uuuhm, déjame ver, lo suficiente como para haber hecho el desayuno sola” me respondió. “Guau, muy bien y ¿qué preparaste? Le pregunte, “huevos revueltos con jamón, como estabas dormido tome un poco de dinero de tu cartera y compre pan… ah! Y prepare café, pruébalo a ver qué tal me quedo” me acerco la taza con sus manitas y tome la taza, le di un sorbo y me supo demasiado dulce. Ella inflo su pecho orgullosa y pregunto ¿y bien, que tal? Para no desilusionarla le dije que le había quedado muy rico y que estaba sorprendido de que hubiera tomado la iniciativa de hacer el desayuno, ella puso cara feliz. Mientras desayunábamos le comente que se había quedado dormida en el sillón y que la había llevado a su cama, ¿recuerdas que Papa te llevo a tu cama? Le pregunte con el fin de “fildear” que tanto sabia de lo acontecido esa noche, tal vez esperaba escuchar un reclamo pero en vez de eso me dijo en tono natural y simple, “no Papa, la verdad no recuerdo nada, ni como ...
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