1. Mi amante, el zapatero fetichista de mis pies


    Fecha: 21/03/2022, Categorías: Fetichismo Infidelidad Autor: Mariana1983, Fuente: SexoSinTabues30

    Cuando a mi marido se le ocurrió que debía comprarme unas botas de puta, -así las llamó- (pero me refiero a esas botas altas tan sexys, que sobrepasan la rodilla), nos pusimos en campaña para buscar unas que fueran de su agrado, lo que -al principio- se volvió una tarea dificil. Las que había para la venta, no eran de mi agrado ni del gusto de mi esposo, así que en un lugar nos dijeron que había alguien que hacía botas de medida, un señor dueño de una importante zapatería que había sido zapatero artesanal, y que ahora podía hacer botas a pedido. Era verdad, y hasta era increíble que alguien que era poseedor de un comercio tan importante en mi ciudad se tomara el trabajo de confeccionar ese tipo de botas y por encargue, aunque no pasó mucho tiempo en que pude descubrir el porgué. Llegué a la zapatería y pedí hablar con el gerente, o sea, con este señor que me habían recomendado, quien amablemente salió de su despacho y con la mayor corrección se dirigió a mi, lo que me impresionó gratamente. Era un señor maduro, pasados los 60’ aunque muy bien llevados y que a pesar de sus años, seguía siendo guapo, o al menos elegante. Me hizo pasar a su escritorio, y con tanta amabilidad y deferencia que en ese momento hasta temí que estuviese confundido y creyera que yo era alguna compradora mayorista que viniera a proponerle un jugoso negocio, así que rápidamente le expliqué que me habían dicho que el confeccionaba ese tipo de botas y que apenas quería que me confeccionara un modesto par. Para mi agrado este señor se mostró feliz de complacerme, me dijo que, efectivamente, había dado con la persona indicada, que hacia botas, a medida, y que si yo las quería diferentes, o por encima de la rodilla, no tenía problema en confeccionarlas aunque, cuando intenté hablar del precio este hombre respondía con evasivas, como “¿ y que precio le pondría usted a una obra de arte?, o “sus pies son joyas que se merecen un bello estuche”. Le expliqué que era lo que yo quería, o -mejor dicho- lo que mi esposo quería, era evidente que era todo un profesional, con muchos años en el oficio, y al ver mi disposición a poner mis pies en sus manos ( valga el juego de palabras) me pidió que me quitara los zapatos para tomar las medidas de mis pies. Para eso, y demostrando una gran profesionalidad, llamó a una de las empleadas de su comercio y le pidió que trajera varios pares de zapatos de una determinada horma. Mientras la empleada regresaba me explicó que era para usar el zapato como modelo para confeccionar la parte del pie de la bota, y efectivamente, luego de probarme algunos zapatos, decidí por cuales eran los mas cómodos y en esos tomaría el modelo para mis botas. La misma empleada que trajo los zapatos, fue la encargada de medir la circunferencia de mis pantorrillas y mis muslos hasta donde llegarían las botas, y la altura por encima de la rodilla. Una vez mas le pregunté por el precio, y una vez mas me contestó con evasivas, -pero- como las botas finalmente las pagaría mi ...
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