1. Patricia 2


    Fecha: 13/03/2022, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Hetero Autor: neko534, Fuente: SexoSinTabues30

    La noche aún estaba tibia, la fiesta había Sido entretenida, aunque nada especial a decir verdad. estabas regresando sola… pero con ganas… ningún estúpido estaba a la altura, o se emborracharon muy rápido, o ya estaban demasiado drogados cómo para hacer cualquier cosa… pero aún tenías hambre, te habías hechado un poco de coca en la conchita, esperando que pasara algo, esa sensación rica de tener la carne prendida por el polvo blanco te encantaba y más aún teniendo tu periodo… pero ningún idiota estuvo a la altura y aunque estabas un poco tocada, te guardaste las ganas.
    
    Te paraste en una esquina y llamaste un taxi… esa sensación en tu vagina no se iba, ya a esta te desesperaba «por qué mierda lo hice, ahora que hago?», Te repetías esa frase constantemente mientras subías al automóvil.
    
    Las luces del interior estaban encendidas, el conductor era un tipo de más o menos unos 50 años, de piel un poco arrugada y rasgos toscos, sus manos eran grandes y se notaba que eran de un trabajador, toscas, secas, sin ningún cuidado. Te fijabas en esos detalles mientras en tu nariz sentías ese leve «olor a viejo» que a veces tienen esas personas y le dabas las indicaciones de tu viaje.
    
    El tipo no tenía música en el vehículo, por lo que el viaje estaba tranquilo, las luminarias pasaban por tu ventana, mientras tú mirada estaba perdida entre calle y calle. Pero esa sensación de la carne prendida en tu concha no te dejaba pensar en nada, te palpitaba el químico blanco que de a poco se mezclaba en tus labios con gotitas de orina y la sangre de tu menstruación que ensuciaba la toallita. Apretabas tus piernas para que la mezcla caliente y húmeda solo te excitaría más. Y de repente tu cuerpo, sin previo aviso, empezó a reaccionar por sí solo… uno de tus deditos se posó disimuladamente sobre tu pecho, sentías el pezón hinchado y palpitante, y tu dedito suavemente empezó a juguetear y a apretar ese botón de carne… el piercing que lo atravesaba solo te estimulaba más, esa sensación del roce frío del metal contra la piel caliente y perforada de tu pezón, te volvía loca y sentías como la toalla se mojaba más.
    
    El viejo no tardó en darse cuenta que te estabas acariciando tu teta rica y grande, sus miradas se cruzaron en el espejo retrovisor… entre las arrugas de su piel, podías notar el brillo en sus ojos… el brillo de unos ojos sucios y pervertidos… no te miraba como a una mujer, te miraba como a una niña, como a una presa indefensa y eso te calentaba, no eran los ojos de un viejo caliente, eran los ojos de un criminal planeando un delito… «a cuántas habrá morado así? ¿Habrá violado a alguna? ¿Tendrá hijas que haya manoseado?» Esas preguntas daban vueltas por tu cabeza mientras las miradas de ambos no se abandonaban, y tu dedo apretaba más fuerte tu pezón, retorciendolo entre el piercing y la piel, tu respiración ya estaba demasiado agitada, era notorio que estabas excitada y la toallita ya estaba toda empapada de tus jugos y tú calzón ya estaba mojado, humedeciendo ...
«1234...»