1. Fuera de temporada


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... algo así:
    
    –¿Has llegado, amor?
    
    –Pues no, Mabel ya ves que no.
    
    –Ah, mi pequeño viciosillo. Bueno, yo me encargaré de que acabes.
    
    Y se ponía a darle un concierto de zambomba con condón puesto y todo. Lo hacía con tanto vigor y con tanta prisa por acabar de una vez que el lubricante pronto perdía sus benditas propiedades y aquello se convertía, por desgracia para Dimas, en una fricción más dolorosa que placentera. Mabel le sacudía el inhiesto cipote de manera tan mecánica como concienzuda. Pero gusto, lo que se dice gusto, no le daba. Al contrario. Acaba corriéndose en el condón reseco produciéndole todavía más irritación en su ya inflamado glande. Y Dimas, gritando, sí. Pero de dolor.
    
    –¡Que a gusto te has quedado, pequeño sátiro!
    
    Y Dimas no decía nada. Apenas podía llegar al baño, a veces a punto de saltársele las lágrimas de dolor. En ocasiones le había insinuado a Mabel que en vez de aquellos finales de tromba con sordina hubiera estado mejor algo de flauta travesera. Un trabajito bucal, vamos. Pero la respuesta de Mabel siempre era la misma:
    
    –¡Pero que obseso eres! ¡Ahora te la voy a chupar con el trajín que me has dado!
    
    –¡Pero si sólo he hecho lo que tú me has dicho…!
    
    –Pues eso. ¡A ver quién te has creído que soy!
    
    Y al día siguiente ella volvía a sus libros, a su tesis, con un cerebro para los estudios y un cuerpo para el deseo… Porque Dimas la deseaba mucho… a todas horas. Pero la mayoría de las veces era rechazado. Ella tendida en el sofá con la blusa y unas braguitas diminutas y leyendo uno de aquellos artículos científicos en ingles. El llegaba de la ingeniería donde trabajaba, la veía de esa guisa y se abalanzaba sobre el cuerpo del delito. Para salir escaldado.
    
    –Pero que soy tu marido.
    
    –Y yo una doctoranda que va con retraso. Luego en la cama, amor.
    
    Y así siempre. Hasta que en el lecho, no ese día sino cuando para ella estaba de Dios, Mabel le dedicaba unos de sus previsibles polvos de GPS: a cien metros, en la próxima cadera, coja la segunda salida a la izquierda.
    
    En el tramo final de la tesis, ni eso. Sequía total, que no estuvo tan mal porque al menos no tenía la polla irritada y se la cascaba como un mandril en la ducha, con la imagen de Mabel cogiendo ese libro alto en la librería del estudio, con esa minifalda demasiado corta o sirviéndole unos tallarines con aquella camiseta de escote tan pronunciado.
    
    Luego acabó la tesis. Pero en esas se presentó su hermana, Reme, dejando en la casa un desorden caótico que parecía tomar vida propia y arrebatándoles cualquier resquicio para poder sentirse a solas.
    
    –Ahora no, cariño. ¿Cómo quieres que hagamos el amor con tu hermana durmiendo en la habitación de al lado? No me siento, cómoda, tontuelo, entiéndelo.
    
    Y el pobre Dimas se quedaba compuesto y empalmado mientras su sexy mujercita se dormía en unos minutos.
    
    Llevaba así una semana, los casting a los que se presentaba Reme parecían no tener fin. Fue entonces cuando vio el folleto de Playa ...
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