1. Fuera de temporada


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... el tipejo acompañaba las caderas de ellas, hasta que ¡FLOP! Se hundió hasta el fondo y empezó a entrar y salir como Pedro por su casa. Sólo que no esta vez no era su casa, era su mujer, su Mabel, su vida… La espalda de ella se arqueaba a cada espasmo pero con tamaño falo no era extraño… Además el encargado del hotel no parecía sutil… Más bien lo contrario, le tiraba del pelo, y eso que lo llevaba corto; la embestía una y otra vez, barbotaba palabrejos; y ella, sufría o gozaba o las dos cosas, mi capitán…
    
    Cuando el gañán hotelero se vació… ella entró en el edificio. Suerte del tatuado, porque sin él Mabel hubiera tenido mucho gang y poco bang. Así la perdió de vista. Pero todavía tardó en subir. Casi media hora aún. Media hora de esperarla en la cama con las cortinas cerradas, la luz apagado y la erección más larga de su vida.
    
    Al fina llegó ella, desnuda… sexy… agotada… Mabel le dio al interruptor y lo descubrió así, con gesto grave y el carajo más grave todavía, listo para pasar revista… Sonrió, con cansancio, con aspecto de twist ending, de vuelta de tuerca… de nada será igual después de aquel verano… Sólo que no era verano… recuerden, fuera de temporada.
    
    –Esta noche cariño… mañana te compensaré.
    
    A él le sonó sincero. Como la larga ducha de ella posterior. Mañana volvían a Madrid.
    
    Epílogo
    
    El avión despegó. Iban casi solos. Mabel volvía a vestir tan sexy que era imposible que nadie la mirase: vestido de escándalo 120% de lycra. Si había algo en ese cuerpo que no se marcaba se podía presentar una reclamación en la tienda. Combinado con zapatos con tacones de infarto. Tímidas abstenerse.
    
    No habían despegado que ya Mabel lo llevaba a los asientos del final:
    
    –Te dije que te compensaría.
    
    Y sentados pegados a la cola del avión y con aquel ruido de las hélices a toda potencia… No había que decir más. Le abrió la bragueta y le sacó un sobreexcitado pene con un primor desconocido.
    
    –Vaya, querido, hay más aparatos levantándose en pista. Habrá que tomar medidas.
    
    Y sin más se la metió en la boca con un mezcla de vicio y dulzura difícil de describir. La sensación era alucinante para Dimas… Le hubiera gustado que durase más pero no pudo… Se vino rápido, con todo… Y ella se tragó hasta la última gota…
    
    –No pienses que soy una guarra, querido. Es que no quería manchar el vestido.
    
    El mejor orgasmo de la vida de Dimas, literal. Su rugido quedó ahogado por los rotores y el traqueteo del avión. No acaba de cerrarse la cremallera del pantalón cuando la azafata, la misma que la de la ida pero ahora inusualmente simpática, se dirigió hacia ellos. Dimas ya temía la bronca pero nada más lejos:
    
    –El piloto les invita a visitar la cabina.
    
    –¿Te importa, querido?
    
    –No, claro, ve ­–y lo hizo sólo para vez aquel culo pluscuamperfecto alejándose por el pasillo… Imaginándose lo cachondos que iba a poner a los pilotos y riéndose para sí.
    
    Cogió el móvil. En el aeropuerto se había bajado algunos correos para leerlos durante el vuelo ...