1. Fuera de temporada


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pues atraídos como moscas a la miel habían recorrido en el tiempo en que él dejaba la tabla junto sus toallas casi medio kilómetros. Dimas no se explicaba si su velocidad se había debido a sus cualidades atléticas o a lo salidos que estaban. Lo que sí tenía claro es que estaban utilizando sus Go-Pro y la cámara con la “steady” para grabar no las evoluciones sobre las olas sino la voluptuosas curvas de su cándida esposa. Mabel parecía exhausta, helada, y encima Dimas no le había traído la toalla ni nada para taparla. Casi no se movía alargando el momento y facilitando que las cámaras grabasen y grabasen.
    
    Voluntariosamente, Dimas interpuso su cuerpo entre los objetivos y el objetivo de los libidinosos surferos, todos ellos jóvenes, cachas, con cuerpos esculpidos en horas de gimnasio.
    
    –Venga, chicos, aquí no hay nada que ver –y tiró de la mano de su esposa para alejarla de los buitres. Ellos respetaron su especio pero Dimas estaba seguro que siguieron grabando el sexy culito apenas cubierto por la braguita brasileña mientras se alejaban.
    
    Ya en las toallas, ella bromeó con que se había puesto celoso. Y le pidió con picardía que le pusiese crema protectora en la espalda, cosa que él hizo con devoción y por todo el cuerpo. Sin dejarse ni un milímetro. Llegaron tan calientes a la habitación y no sólo por el sol del día mientras avanzaba que no sirvió de nada que les hubieran hecho la cama. La deshicieron con un sexo salvaje, atávico… Dimas se mostró voraz y ella curiosamente despreocupada de indicaciones o medidas preventivas. Dimas chilló pero antes ella había aullado tanto y tantas veces que difícilmente el conserje tatuado, su hijo adolescente y el botones habrían podido permanecer ajenos a tanto trajín sexual.
    
    Cuando bajaron a cenar, hambrientos, los hombres no podían dejar de mirar a Mabel y Dimas no podía dejar de pensar que estaban imaginando todo lo que habían oído en aquel hotelito que, de repente había dejado de ser tranquilo.
    
    El día de autos
    
    Allí estaba todos: Rico, su padre, el avispado hamaquero Velasco, su colega del alma, el seboso Pelayo; los tres chicos de la tienda de surf, tan guapos y cachas ellos… el botones de mirada perdida que ahora no hacía más que servirle gin-tonics a Mabel… La música cubana surgiendo del gigantesco reproductor de los años 90. Esa mañana Dimas había buscado en internet y había encontrado varios vídeos de su mujercita saliendo del agua con la camiseta de surf marcándole hasta las ideas. Había que buscar: “guarrilla con camiseta transparente en la playa”. Se preguntó cuánto tiempo tardaría todo ese material en llegar hasta la Facultad de Derecho. No sabía qué le inquietaba más: si le iba a perjudicar o si , por el contrario, podía beneficiarle. ¿Qué resultaba más perverso? Dimas tragó saliva, ella bailaba ausente… Mabel, Mabelle… Su bella ahora iba a ser la de ellos… En aquel hotel fuera de temporada… en el que no se podía comprar ni ropa decente ni esperar un actitud respetuosa de nadie…
    
    El ...
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