1. Fuera de temporada


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... señora.
    
    –¡Cielos! ¡Se va a clavar! ¡A clavar! ¡Joder, joder! ¡Por ahí, recto! ¡Todo recto! ¡Hasta el fondo! ¡Sí! ¡Sí! ¡Ohhhh, sí! ¡Al fondo, así! ¡¡¡Qué bien, señor!!! ¡Qué bien! –rugió ella.
    
    Pelayo detuvo el coche en seco a las puertas del hotel.
    
    –Gracias, pero el mérito es suyo, señora –se atrevió a responder Velasco, que en el colmo del atrevimiento le subió el escote para taparle el pezón rebelde, eso si dándole al mismo tiempo un repaso tan a fondo a ambos pechos que bien de punta que se los dejó.
    
    –Mabel, creo que se te ha caído el móvil –con el último frenazo, el terminal había acabado en los pies de Dimas.
    
    –Es igual –jadeó ella sin fuerza, apoyada en su brazo en el cabezal del asiento de delante –. Ya he llegado.
    
    Dimas bajó del coche hecho un basilisco, indignado. Intentó abrir la portezuela trasera para pillar a su mujer infraganti, pero la maneta iba dura, y la maldita no se abría… Dimas tiraba rabioso, mientras veía como su mujer y el zorruno Velasco hacían extraños movimientos que no sabía como interpretar… o sí.
    
    Al final fue Velasco el abrió la portezuela. Todo parecía estar de nuevo orden. El vestido casi estaba bien colocado y ella parecía despeinada, sofocada y acalorada. Normal para un viaje como aquel en un vehículo tan incómodo. Pero más sentada en las rodillas que en regazo de aquel perillán. Espectacular con aquel atuendo… claro, pero ¿era eso un delito?
    
    Pelayo, el rudo conductor, se puso a su lado, contemplando las largas piernas de su mujer al bajar, de nuevo la falda del estrecho minivestido azul subiéndose, de nuevo, mucho más de lo conveniente.
    
    –Siento que el aire acondicionado no llegase atrás, señor. Pero quién nos iba a decir que iba a hacer este tiempo a principios de marzo. Debe ser el calentamiento global.
    
    Viendo bajar a su mujer pensó que el calentamiento de global nada. Aquel día el calentamiento como tal parecía estar muy, pero que muy localizado.
    
    Dos días antes
    
    Pese al accidentado viaje, nada hacía aventurar a Mabel que 72 horas después estaría bailando al borde de las piscina, calibrando erecciones bajo seis bañadores. La noche anterior, Dimas se había mostrado arrebatado, lujurioso en extremos y tan decidido que desoyó las primeras indicaciones en la ruta sexual a tomar, de manera que su cuerpo se convirtió pura y simplemente en un coto de caza para el único tirador autorizado, el propio Dimas.
    
    Dimas había quedado tan exhausto que durmió hasta media mañana. Ella bajó a desayunar. Tanta actividad la había despertado un hambre de loba.
    
    Cuando volvió, Dimas salía de la ducha.
    
    –Creí que ibas a comprarte ropa en la tienda del hotel.
    
    –Me la han abierto para mí. Pero no tenían nada de mi talla. La verdad es que no tenían casi nada de nada. Por estar fuera de temporada. Dicen que el género no llega hasta mayo, con el grueso de los turistas. Eso sí, me he comprado esta pamela.
    
    La pamela… la pamela apenas combinaba con el minivestido estampado de florecitas con el que ...
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