En busca de pies - Relatos Eróticos

En busca de pies

... llamada.

Una piel suave, ni blanca ni morena, limpios, hidratados con suaves venas, una belleza. Empecé imaginármelos con deditos perfectos, suelas lisas y suaves.

Embobado y con el pensamiento por las nubes me doy cuenta que cruzó sus piernas y ahora tengo el otro pie a escasos 20 centímetros de mi cara, lo que me hizo volverme loco de excitaxion para preguntarme si es real o no.

De repente se escucha en la megáfonia el aviso de salida de mi vuelo, ahora queda por ver si es el su también. En segundos acaba la conversación y se levanta, movimiento que provoca un golpecito en mi hombro. Todavía con el pie pisando mi mano se agacha y me pide perdón por el golpe en el hombro. Era un inglés bastante mal pronunciado. En cuanto quita el pie de mi mano me levanto para poder seguirla de cerca para ocupar asiento a su lado si fuese posible.

Pasamos al mostrador y entramos al avión, adelantando se me cuelas unos cuantos y no me es posible sentarme a su lado pero si en una posición para poder admirarle. Estoy buscando sitio entre los asientos delante de ella pero creo que no va a ser posible. Consigo el asiento de la ventana en la fila delante de su fila de asientos pero no delante de ella. Completamente desilusionado preparo mis auriculares y me dispongo a dormir.

Pasados varios minutos después de la salida del avión, giro para mirar a través de la ventanilla y observo en mi reposabrazos su manoletina derecha. Ya contento por la sutiacion imagino que dentro de un ratito estiraria su pierna para llegar con su pie hasta mi mano.

Pasaron otros 10 minutos hasta que sentí en mi brazo un empujón y ver aparecer la espectativa manoletina. Me di media vuelta para poder admirarla sin recortes y sin que nadie pueda verme tramando el siguiente paso que daré. Intente meter mi mano debajo de su pie intentonas el que ella me ayudo levantado su pie, lo que me hizo aclararme su intención de jugar. Ahora tengo su pie apoyado en mi brazo a 5 centímetros de mi cara donde puedo sentir el aroma de cremas de hidratacion y olor a pies. Tras varios acercamientos me atreví darle varios besos en la punta de la manoletina. No se si ella ve o imagina que es lo que estoy haciendo pero me da igual ya que su pie está en mi territorio.

El siguiente movimiento que hizo es arrastrar su talón en mi brazo para así descalzarse y dejar caer su calzado en mi asiento.

Tenia miedo que el juego acabase, ya que debería reclamar su manoletina pero no lo hizo. Así que empecé como loco oler las manoletinas embriagarme de ese aroma, metí mi lengua en el interior lamiendo y saboreando ese sabor intenso.

Ya tengo claro que sabe y conoce el juego así que me dispongo a levantarle el pie a la altura de mi cara y empiezo a besarle los deditos de los pies. No tengo comodidad por que no quiero que me vean los otros pasajeros.

De repente retira su pie y asustado me doy cuenta que la acompaña te de vuelo me mirando extrañada.

Se acabó el juego !

Pero no la aventura !

Faltan ...