1. Castigada en la Granja del Tío


    Fecha: 24/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Nina de papi, Fuente: TodoRelatos

    Luego de aquel encuentro movido en el subterráneo, a Evita se le hizo imposible ocultarle la puta que se había convertido a su madre. La cual llena de rabia y decepción decidió mandarla lejos de la ciudad que según ella "la había arruinado"
    
    La mandó al campo, a la granja perteneciente a su tío.
    
    Un hombre robusto, bronceado por el sol, muy alto de casi 55 años. Su nombre era Emilio. Era viudo y sin hijos, por lo que vivia en soledad con sus animales.
    
    Fue una muy buena noticia cuando supo que tendría una bella jovencita haciéndole compañía. Pero por supuesto tendría mano dura con ella por pedido de su madre.
    
    Su tío llevaba una granja de cerdos, ovejas y también tenía algunas vacas . Los criaba y vendia a un buen precio o vendía la leche en el pueblo.
    
    Eva la primera semana estuvo barriendo, limpiando o cuidando de los animales. No necesitaba ordeñar a las vacas. Su tío contaba con una moderna maquina que succionaba de las ubres para extraer la leche más rápido.
    
    Pasaban las semanas, y Evita iba mostrando estragos resultado de aquel revolcon del metro. Afortunadamente no había una cría dentro de ella. Pero al parecer la pasar de virgen a ser usada varias veces de una sola vez hizo todo un desastre en el cuerpo inexperto y joven de Evita.
    
    Sus tetitas crecieron de tamaño considerablemente. No eran enormes pero si pasaron de planas a un buen par de naranjas.
    
    A veces despertaba con su ropa totalmente empapada en el busto. Aquel crecimiento se debió a una producción de leche desconocida que no hacía más que aumentar con los días.
    
    —Que te pasó en la ropa, estás empapada, Eva— Preguntó su tío tomando asiento para almorzar. Su sobrina había preparado una buena comida.
    
    —Creo que tengo algún problema hormonal, tío, no deja de salir leche de mis senos...— Comentó avergonzada la chica también sentándose a comer.
    
    El hombre frente a ella tosió atragantadose con la comida y la miró con sorpresa.
    
    —¿Leche, dices?
    
    —Si tío, sale por montones.
    
    —Tu tía también tenía periodos en los que lactaba de la nada... cuando sus ubres se llenaban decía que dolía ¿te duele, Evita?
    
    —A veces duelen un poco, tío.
    
    —Eso es porque no hay ninguna cría que chupe de esa leche... Yo ayudaba a tu tía cuando pasaba.
    
    —¿Cómo tío?
    
    —Te mostraré cuando terminamos de comer. Confía en tu tío.
    
    Una hora después ya habían terminado de comer y Evita terminó de lavar los trastes.
    
    Fue al sofá de la casa, donde la esperaba su tío. Estaba ansiosa de tener ayuda, ya que sus tetitas dolían de lo llenan que estaban.
    
    —Déjame ver tus tetitas, Eva.
    
    —¿T-tío?
    
    —Confía en mí, Evita, voy a ayudarte.
    
    La chica nerviosa bajó aquella camiseta de tirantes que llevaba y retiró el corpiño deportivo que llevaba.
    
    Dejo ver sus tetitas crecidas con sus pezones parados y bien rosados, parecían apunto de lanzar un chorro hacia afuera.
    
    El hombre llevó una mano a tocar uno de los senos, apretandolo y masajeandolo con cuidado.
    
    —Si... es igual a lo que ...
«12»