El Tiempo en sus Manos 7 - El gran Descubrimiento - Relatos Eróticos

El Tiempo en sus Manos 7 - El gran Descubrimiento

... sí sentirme más aliviada o más aterrada.

Hubiese preferido haber estado soñando durante horas, ya que de esa manera no tendría que preguntarme cómo es posible que todo en la calle esté como si no hubiese estado diluviando las últimas doce horas.

La foto que tengo en la mano, no es ninguna de las fotos del sobre del cofre, es una foto que nos hicimos Mary, Linda y yo hace un par de semanas en la piscina de la universidad, recojo el diario del suelo y veo que está preparado para reproducir la siguiente entrada, y que su título no se parece en nada al que creí leer hace unos instantes.

Tardo unos minutos en relajarme completamente, y aunque el soleado día parece estar invitándome a salir y visitar a Aldo para que me explique lo que ha averiguado sobre los cofres, decido tumbarme en la cama y escuchar la siguiente entrada del diario.

Diario de un Viajero en el Tiempo – 7ª Entrada – El Gran Descubrimiento.

En esta entrada debería haber descrito una de mis primeras capturas en la época y lugar que a partir de esa primera vez se convirtió en mi zona preferida de caza: Las vacaciones de primavera de los últimos años del siglo XX y los primeros del siglo XXI, pero dado lo especiales que resultaron esas tres esclavas capturadas, he decidido dejarlo para más adelante y utilizar está entrada para explicar mejor algunos asuntos relativos a mis saltos en el tiempo y como llegué al descubrimiento que describo en una de las primeras entradas.

‘Es hora de tomarme unas vacaciones y disfrutar de un tiempo con mis esclavas en Venecia;’ me digo mientras limpio todo rastro de mi presencia en Florida en la primavera de 2016. Estoy seguro de que la policía se volverá loca intentando averiguar lo ocurrido con las seis jóvenes desaparecidas, pero en unas semanas cerrarán el caso como llevan haciendo desde muchos años antes de que yo hiciese mi presencia.

No sé qué las ha ocurrido a esas chicas desaparecidas antes y cuyas fotos aparecen todavía en muchos escaparates, pero la media docena de universitarias que elegí entre cientos de chicas, ya están en mi villa de Capua en la antigua Roma comenzando su adiestramiento como esclavas de placer antes de su venta.

En cuanto compruebo que todo está limpio, me dispongo a regresar al momento de la línea temporal donde he establecido mi centro permanente, Venecia en el siglo XII.

En cuanto se produce el salto, me doy cuenta de que algo ha ido mal, no solo por el hecho de que me he mareado bastante, algo muy habitual cuando se trata de los dos o tres primeros saltos, pero no cuando se llevan hechos cientos de saltos como es mi caso, sino también porque todo lo que veo a mi alrededor a pesar de parecer igual que cuando estuve aquí la última vez, me parece completamente diferente, empezando por las estrellas que iluminan el cielo y continuando por la actitud de la gente con la que me cruzo por las calles de Venecia.

Aunque todo parece básicamente igual, tardo horas en descubrir que estoy en el año 2005 de ...