1. Padre “súper recto” me regala a sus hijas


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ricky, Fuente: SexoSinTabues30

    Desde hace más o menos tres años, en que vinieron a vivir al barrio, estuve observando y tratando de acercarme a dos hermanitas, en ese tiempo de 13 y 8 años, ambas con un culo y un par de piernas de película porno, herencia de su mamá, una señora de unos 40 años, muy seria, ella. Por otro lado, su padre es un agente de la Policía, con cuerpo y cara de rompehuesos de la mafia que, muy cortés, me saludaba cada vez que nos cruzábamos en la calle… – ¿Cómo está, don Ricky? …esas eran las únicas palabras que escuché de él, hasta el último sábado…
    
    Las niñas tienen muy pocas amigas pues nunca salen a jugar en la calle por el cuidado excesivo de los padres. La menor de las hijas es compañera de colegio de Lily, de la que hablo en dos relatos, y seguro le ha contado algo de mí, por lo que la nena me mira, no solo la cara, sino especialmente entre las piernas y me sonríe, siempre de lejos.
    
    El sábado temprano, decidí ir a ver un torneo de futsal (fútbol de salón) femenino de menores; en esos torneos siempre se ven cuerpos en formación que convierto en videos y, al llegar a mi casa, en deslechadas, utilizando mis manos, frutas, muñecas, picos de botellas o lo que tenga cerca para acariciar furiosamente mi vieja verga, ya de 74 años… El torneo se realizaba en un colegio al otro lado del pueblo; para llegar más rápido, decidí cruzar por una zona, según dicen, un poco peligrosa, en la que hay bares y hoteles de cero estrellas…
    
    La mañana era soleada, como siempre, y, para recibir un poco de sombra, comencé a cruzar al otro lado de la calle, justo frente a uno de los hoteles…estando a unos 5 metros de la puerta, me encontré cara a cara con el vecino policía, saliendo con una nena que no debe tener más de 15 años, a la que llevaba casi en el aire, agarrándola por la cintura, muy pegada a su cuerpo; con la otra mano, le sobaba descaradamente una teta…él me miró, se quedó mudo y congelado…no sabía qué hacer; yo lo miré, sonreí y le robé su saludo: -¿Cómo está, vecino?, miré a la chica cómo diciéndole a él “te he visto cómo la agarras” y seguí mi camino.
    
    Comencé a pensar cuál sería la actitud del vecino, pues todos en el barrio le respetan y hasta temen por ser un padre serio y muy cuidadoso de la virtud de sus hijitas y un policía incorruptible…no tuve tiempo de pensar mucho, pues habría caminado unos 100 metros, cuando escucho: – ¡Don Ricky! Volteé y vi al vecino, solo, que me daba el alcance. Me detuve, se paró frente a mí con una cara de niño asustado, comenzó a tratar de explicar lo que había visto, de disculparse… yo seguí caminando lentamente hacia el colegio, escuchando su confesión y, dentro de mi morboso cerebro, pensando cómo aprovechar la situación para acercarme a sus hijitas…la ocasión llegó de sus labios…
    
    Esto último realmente me indignó, pues el “abuelito cariñoso”, o sea yo, no podía ser un vil chantajista, así que me puse muy serio, me detuve, lo miré fijamente y le dije:
    
    Sólo dije: – A la 1:30 les visito. Ahora estoy apurado (eran ...
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