1. Fútbol y mangos -Parte 1-


    Fecha: 18/06/2019, Categorías: Gays Autor: escritorpervertido92, Fuente: SexoSinTabues30

    El frescor de abril inundaba los árboles, que cargados de frutas mecían sus ramas debido a las brisas suaves que anunciaban vendavales. Rodrigo estaba allí como turista, había pedido a su jefe una semana de vacaciones y en lo primero que pensó fue internarse en aquel pueblo elevado en la montaña que veía todos los días desde su oficina. Al final de cada atardecer, los pueblos de la montaña encendían sus luces, él estaba allí, asomado al ventanal, preguntándose qué había en lo alto de ese paisaje.
    
    Por fin estaba en uno de los lugares más pequeños de la serranía, era su segundo día en aquel pueblo y ya conocía todo: la plaza rodeada por el gobierno y la iglesia, las calles estrechas que subían y bajaban las dos colinas que comunicaban a sus habitantes, las aguas del río donde todos iban a bañarse en las tardes y además, la escuela secundaria que parecía abandonada durante esa semana. Una mañana, caminaba cerca de aquella escuela, cuando algo llamó su atención, unos muchachos estaban jugando fútbol en el campo techado, invadida por la grama descuidada y la maleza. Entonces Rodrigo decidió sentarse en la primera fila de las gradas a observar, bajo el riesgo de ser descubierto y desinflar el pequeño embrujo que crecía en su entrepierna.
    
    Sin duda aquello era un espectáculo, los muchachos vestían shorts que revelaban piernas largas y fornidas que con movimientos ágiles perseguían el balón. No eran piernas depiladas, sino carentes de todo cuidado, lo que las hacía más atractivas. Ambos equipos corrían y peleaban el balón, como impulsados por alguna maquinaria invisible que inyectaba virilidad en sus cuerpos. Rodrigo seguía viendo en completo silencio, sin preocuparse por celebrar los goles de uno u otro equipo, mientras que ellos seguían jugando en plena éxtasis, ignorando aún su presencia.
    
    Los minutos de juego y la euforia en el campo elevaban la temperatura, así que tres de los muchachos se despojaron de sus franelas, luciendo torsos esculpidos delicadamente, pechos brillantes por el sudor que se evaporaba con la brisa fresca. Tras cada victoria, los jugadores se acariciaban los cabellos, se abrazaban entre sí, incluso olvidaban las inhibiciones y se daban nalgadas, riendo luego de ver la reacción de quien sufría la broma. Rodrigo suspiraba al ver aquello, imaginaba los glúteos redondos y velludos, que quizás nunca habían sido tocados por un hombre, entonces fantaseaba con ser el primero en alcanzarlos con su mano para luego someterlos a la humedad de sus labios y el cosquilleo de su barba corta y áspera.
    
    Sin darle tiempo a escapar, se sentó a su lado un joven que parecía venir del sendero, desde atrás de las gradas. El muchacho estaba vestido como uno de los jugadores, excepto que tenía un aspecto impoluto que se anunció con el aroma de un perfume varonil quizás compuesto por hierbas silvestres y frutas cítricas, además, su cuerpo era incluso más fornido y sus shorts eran más cortos, estando tan ajustados que podía adivinarse el elástico ...
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