1. Un vecino perverso, se aprovecha haciéndome de todo.


    Fecha: 18/06/2019, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    ... como un tomate maduro, no sabía que hacer o decir, me había quedado mudo.
    
    No te pongas colorado, me decía bajando la mano que tenía sobre mi hombro por la espalda, hasta posarla en mi culo.
    
    Me gusta el culito que tienes, decía, apretándome con su mano el culo a la vez que lo manoseaba.
    
    Di un paso atrás intentando zafarme, tropezando con una silla, quedándome atrapado entre la pared y el vecino que no se despegaba de mí, SIGUIENDO con su mano sobre mi cadera.
    
    No te asustes, yo se perfectamente lo que hacéis tu y Luis, y se que te gusta. Así que lo que quiero es que me dejes probar tu culito, quiero follarte este culito tan sexi que tienes. Sino ya sabes… No creo que te guste que se sepa lo que hacéis ambos.
    
    Que hijo de puta, el muy cabrón me estaba chantajeando. Sin saber que hacer, quedé parado allí arrinconado entre la pared y mi vecino, que no dejaba de manosearme el culo.
    
    Como el muy cabrón, veía que ya me tenía en sus manos, sin dejar de magrearme el culo, llevó la otra mano a mi entrepierna, agarrándome los genitales y la polla que ya se me empezaba a empalmar, sabiendo que no iba a protestarle.
    
    No te preocupes, que esto quedará entre nosotros. Además, sé que te gusta y lo estás deseando, mira como estás de empalmado, me decía apretándome la polla y genitales.
    
    Tenía razón, me estaba poniendo cachondo, cada vez estaba más caliente y excitado, y el cabrón del viejo, no paraba de magrearme, excitando aún más.
    
    Tranquilo tontito, tranquilo, tu solo déjame a mí, que yo se lo que te gusta, y te garantizo que lo vas a disfrutar, me decía magreando el culo con una mano y con la otra frotándome los genitales y polla, sabiendo que ya me tenía en sus manos.
    
    Como veía que yo no me movía ni hacía ni decía nada, siguió avanzando en sus intenciones, pegándose a mí, acercó su cara a la mía, intentando llevar su boca a la mía, pero en el momento que iba poner sus labios sobre los míos, giré la cabeza, pegando su boca sobre mi cara.
    
    En ese momento sin soltarme el paquete y culo que me seguía magreando, me susurró, no te resistas, que se que lo estás deseando. Ya verás cómo vas a disfrutar, te voy a hacer gemir y gozar como a Luis.
    
    ¿No te dijo como lo hago chillar de gusto?
    
    No, le contesté moviendo la cabeza.
    
    Pues tu tranquilo y no te resistas, ya verás como vas a disfrutar, me susurraba pasando la lengua por mi cara, llegando al cuello, donde empezó a morderme.
    
    Ahí ya caí rendido, solté un leve gemido a la vez que me estremecía, empezándome a temblar las piernas de tal manera, que tuve que sujetarme a él.
    
    Ves cómo te gusta, me decía intensificando el magreo y los mordiscos en mi cuello.
    
    El muy cabrón había dado con mi punto más débil y sensible, dándose cuenta de cómo me estremecía y excitaba aquellos mordiscos, el hijo de puta me estaba haciendo temblar como un flan.
    
    Si al final me vas a salir toda una hembrita, y vas a estar deseando que te de por el culo, ¿verdad que sí putita?
    
    Yo no decía nada, solo ...
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