1. Las aventuras de Sabrinita.


    Fecha: 19/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Chaketo, Fuente: SexoSinTabues30

    Me llamo Sabrina y desde que tengo memoria me he sentido atraída por hombres mayores. Desde pequeña pude sentir ese cosquilleo en mi vagina, esa inquietud de tocarme y sentir sensaciones placenteras.
    
    Siempre fui una chiquilla muy bonita, de tez clara, con cabello castaño lacio, labios carnosos y sonrisa coqueta. A veces notaba como me miraban algunos niños y otros muchachos mas grandes, pero quien se dio cuenta de mi curiosidad fue mi primo Steve cuando yo tenía aproximadamente 9 años.
    
    Steve ya tenía 17 años, era alto, de tez clara, cabello corto, ni gordo ni flaco complexión normal, tenia algo de barba que se rasuraba. Recuerdo que hacía mucho ejercicio y me gustaba verlo con sus playeras sin mangas y sus shorts holgados, a veces cuando sudaba mucho se quitaba la playera dejándome ver ese fino caminito de vellos que nacían desde su pecho, bajaban por su ombligo y se perdían al llegar a su short. Siempre imagine que ese camino seguía mas abajo y me daba mucha curiosidad el cuerpo de mi primo.
    
    Cierta tarde me dejaron al cuidado de mi tía y mi primo Steve en su casa, lo único que recuerdo es que estaba dormida y cuando desperté no escuche ruido, supuse que no había nadie en casa y después de un rato de deambular en silencio vi que la puerta de la habitación de Steve estaba entre abierta. Me acerqué sin hacer ruido y lo que vi es una de las imágenes que aun atesoro y que hasta hoy en día me ponen muy caliente.
    
    Steve estaba acostado en la cama, desnudo mientras jalaba su miembro grande y gordo, veía algo en su computadora, no podía ver que era, pero podía escuchar un leve quejido de una mujer. Mi primo escupía sobre su mano y volvía a jalar su pene que se miraba grande y peludo.
    
    Algo en mi se activó en ese momento, seguí mirando esa escena mientras me acariciaba mi vagina por encima de la ropa viendo a mi primo. Así estuvimos un buen rato, el sin darse cuenta que era observado hasta que en un momento el regreso a ver a la puerta y nuestras miradas se encontraron.
    
    Lejos de espantarnos el siguió jalando su miembro lentamente, mostrándome su enorme mástil mientras yo sobaba mi conchita. Me gustaba la forma en que me miraba. No sé cuánto tiempo paso, para mí fue una eternidad hasta que me hizo señas para que me acercara. Curiosa y temerosa me acerque.
    
    -¿Cuándo tiempo llevas ahí?
    
    -No lo se primo. ¿Qué estas haciendo?
    
    -Veras Sabri, esto se llama masturbación y es lo que hacemos cuando tenemos ganas de sexo. Vi que tu también lo haces. ¿Quién te enseño?
    
    -Nadie, yo solita lo hago porque me gusta.
    
    -¿Te gustaría jugar conmigo?
    
    -S.. si primo. Pero tu estas grande y yo estoy chiquita.
    
    -Por eso debe ser nuestro secreto pequeña. Nadie puede enterarse de esto, solo tu y yo.
    
    -Esta bien.
    
    Mi primo se sentó en la cama y me hizo sentarme entre sus piernas, pude sentir como su verga palpitaba entre mis nalgas, me recargué contra su pecho y me hizo levantar los brazos, quitándome la blusa. Acto seguido tomo el elástico de mi ...
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