1. Tu coño sabe a gloria bendita, hija


    Fecha: 17/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... aprovechando que la había abierto para hablar.
    
    -¿A qué están ricos?
    
    Aurora se empezó a animar, o eso le pareció a Braulio, cuando oyó que le decía:
    
    -Estoy cansada de conocer su sabor.
    
    Le volvió a dar.
    
    -Las niñas buenas no se hacen pajas.
    
    Aurora ya estaba perra perdida, pero siguió resistiéndose.
    
    -¡Cabrón!
    
    Los dedos volvieron a entrar en su coño.
    
    -¡Qué buena estás, hija, qué buena estás!
    
    -Y tú que desgraciado eres.
    
    Sacó los dedos del coño para meter el dedo medio de la otra mano, luego lo sacó y se lo metió en el culo. Follándoselo, le llevó los otros dedos a la boca, y le dijo:
    
    -Chupa.
    
    Aurora se lo chupó mientras el dedo de su padre entraba y salía de su culo. Braulio supo que ya la tenía. Le dijo:
    
    -¿Me dejas ahora que te coma el coño?
    
    Aurora aún se hizo la remolona.
    
    -Por aquí pasan coches, motos y hasta gente a pie...
    
    -Por eso. ¿No te gustaría que te comiera el coño mientras la gente pasa y no sabe que estás haciendo?
    
    -Eso sería de locos.
    
    -Sí, pero tiene su morbo.
    
    -¿Y si se acerca alguien a preguntar si me pasó algo?
    
    -Es un riesgo que tenemos que correr, toda aventura tiene sus peligros. ¿Me dejas?
    
    La respuesta de Aurora fue salir del regazo de su padre y sentarse en su parte del asiento, levantar el culo y quitar las bragas. El motocarro tenía un asiento que era un banco de madera, Braulio sacó su culo de él, se arrodilló, metió cabeza entre las piernas de su hija, le olió el coño y le dijo:
    
    -Huele que alimenta.
    
    Lamió de abajo a arriba con la lengua plana. Al llegar a la vagina la penetró y al sacarla subió hasta el clítoris, apretó la lengua contra él y lamió hacia los lados, de abajo a arriba y alrededor. Volvió a lamer de abajó a arriba... Se lo trabajó de ese modo largo rato. Aurora con un brazo apoyado en la ventanilla abierta y a punto de correrse y mirando al frente, le dijo:
    
    -Comes el coño que da gusto.
    
    -Y más que te va a dar.
    
    Aurora se puso tensa.
    
    -Se avecinan problemas. Para de lamer y no te muevas de ahí.
    
    Braulio no sabía de qué se trataba y siguió comiéndole el coño.
    
    -Para que baja del monte señora Antonia.
    
    Braulio no dejo de lamer.
    
    Antonia, una vieja de unos setenta años, vecina de la aldea donde vivían Aurora y su padre, bajara del monte con un pequeño remolque cargado de leña, se paró al lado del motocarro, y le preguntó:
    
    -¿Parouche o diaño este, Aurora? (¿Te paró el diablo este, Aurora?)
    
    Aurora sintiendo la lengua de su padre en el coño, le dijo:
    
    -No, señora Antonia, espero a que mi padre acabe de hacer algo que está haciendo.
    
    La mujer, tirando del remolque y yéndose, le dijo:
    
    -Non me dijas mais, filliña, apertaronlle as janas e vai a cajar (No me digas más, hijita, le apretaron las ganas y va a cagar.)
    
    Nada más irse la vieja, la mano de Aurora cogió la cabeza de su padre y apretó su boca contra el coño, luego sin quitar el brazo de la ventanilla, y con un tremendo temblor de piernas, se corrió echando una pequeña ...
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