1. En la primera cita


    Fecha: 19/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: Hugok21, Fuente: CuentoRelatos

    ... intenso, lo que me hizo aún más ponerme más deseoso de quitárselo y verla completamente desnuda, en lo que ella se seguía despojando de su ropa, le ayudé para tenerla completamente sin nada que nos estorbase para sentirnos piel a piel, noté su rica vagina, se había depilado gran parte, sin embargo, justo en medio se veía una ligera rayita de vello como de medio centímetro, se veía suculenta, sus labios vaginales se notaban hinchaditos, así que no dudé primero en pasar mis dedos por ahí y sentir lo húmeda que ella estaba, pronto ella tomó el preservativo y con ambas manos me lo colocó, ella tomó el control y rápidamente se montó sobre mí, ajustando mi pene en su vagina para de inmediato dejarse caer de un sentón, soltando un gran gemido, yo seguía acostado, así que, pronto me cabalgó colocando sus manos en mi abdomen y pecho, yo la meneaba con mis manos en su cintura, estaba disfrutando del espectáculo de ver ese vientre plano, su cadera y esos senos vibrar en cada movimiento, así seguimos por varios minutos, yo ya estaba también gimiendo de lo rico que me estaba cogiendo esta linda mujer en nuestra primera cita.
    
    Se acercaba hacía mí, dándome besos, mordiéndome los labios mientras me susurraba al oído -¡Qué rico está tu pene!, ¡me encanta sentirlo!, ¡mmm!- de pronto se dio la vuelta, dándome la espalda y dejándome ver sus grandes nalgas, la bajé de inmediato hacia mí para seguirle dando, primero ella se daba de sentones muy mojados, mientras seguíamos gimiendo, en cuanto paró, yo seguí con los movimientos, impulsándome hacia arriba mientras ella solo soltaba el cuerpo, sus ricas nalgas sonaban muy rico y se sacudían cada que golpeaban mí, sin sacarle mi pene la puse en cuatro, puse mis manos en sus nalgas y comencé a castigarla con penetraciones muy duras y mojadas, ella evidentemente gritaba más y más fuerte, yo le decía que gritara a placer y con ganas, nadie nos oye, llora si quieres, de repente se detuvo y me dijo que parara, y así, como había sido todo, muy repentino, dirigió su mano a mi pene y sin más, me quitó el condón, diciéndome -¡Listo!, ahora sí, papi, continua así como me lo estás haciendo - yo me puse más eufórico y caliente, sin dudarlo le metí mi pene de un golpe, apreté sus nalgas y continué, ella seguía gritando -¡Oh si!, ¡qué rico papi!, ¡me encanta!, ¡dame!, ¡dame!, ¡dame!, ¡me encanta tu verga, está muy rica!!!-, por el gran ritmo que llevábamos comencé a sudar y ella también su espalda se veía mojadita, eso más me excitaba, continué dándole nalgadas, eso le encantó y me dijo -¡Uy siiii, ¡que rico!, ¡eso me encantó!, ¡¡dame más!!, ¡dame más!, ¡cógeme más, ¡cógeme papi!, ¡cógeme!, ¡hazme tuya, hazme tuya, me encanta!- el rico sonar de nuestros fluidos armonizaban un sexo muy vigoroso y candente, yo seguía nalgueando hasta que le dejé rojas las nalgas, pronto la voltee, acostándola en el asiento, ella vio cómo puse nuevamente mi pene, mirándome a los ojos me dijo -¡qué rico me lo haces, me encantas!, ¡y sí que sabes usar tu ...