1. ¿Quieres jugar?


    Fecha: 12/06/2019, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tenes sexo con tu mujer?
    
    -Estrella, deja eso, me avergüenzas… jajajajjaja
    
    ¡Bingo!, yo estaba totalmente segura que su mujer no le daba ni cantidad, ni calidad de sexo. El demonio que habita en mi entró en “acción”, de pronto sentí la necesidad de hacer “justicia” por ese hombre, además claro, debía admitir que ese hombre siempre me había gustado. Pudo ser por el licor que ya estaba en mí, pero me entró una tentación desmedida.
    
    -¿Te la chupa rico Carlos?
    
    Los ojos de Carlos parecían salirse de su cavidad, tanto tiempo de conocerlo y jamás habíamos tocado su intimidad.
    
    -Eso es muy íntimo, muy personal, Estrella dejemos ese tema, ¿si?
    
    -¿Te ha dado el culo? ¿tenes sexo anal con tu mujer?
    
    -Ya basta, no quiero hablar más de eso
    
    Aquello era un reto, un reto total y absoluto, un reto de esos que una mujer como yo deseaba lograr.
    
    -¿Dónde dijo tu mujer que iba?
    
    -A casa, a traer algo que se le quedó
    
    -¿Y que era ese algo?
    
    -No sé, ¿Qué pasa?, no entiendo lo que te pasa hoy
    
    -¿Qué te parece si jugamos vos y yo?
    
    -¿Jugar? ¿De qué hablas? ¿Qué juego?
    
    -Vamos a tu casa, si tu mujer está ahí nos tomamos los tres un trago y me voy a dormir, pero si tu mujer no está, yo te doy una mamada.
    
    Pocas veces disfruté tanto una imagen masculina como aquella, los colores subieron al rostro de Carlos y creí que se desmayaría, jajajjajajajaja.
    
    -Estrella, sos única, tanto tiempo de conocerte y nunca habías estado tan graciosa como hoy.
    
    -Carlos, nunca hablé tan en serio como hoy, ¿a qué le temes?, ahí estará tu esposa y simplemente nos tomaremos algo y yo me iré.
    
    -Sigo sin entender a donde queres llegar, pero vamos, acepto, igual tengo una bebida que seguro te va a gustar.
    
    Caminamos el pequeño sendero que separaba el bar de su casa, al llegar abrió la puerta y llamó a su mujer, era un hecho que ella no estaría ahí, sin embargo el buscó por un momento más. Regresó a mi lado con cara de incredulidad.
    
    -Lo siento Estrella, mi mujer no está aquí, pero yo no estoy de acuerdo con tu juego, jamás aceptaría algo tan sucio como lo que me dijiste.
    
    -¿Sucio?, ¿De qué planeta sos?, te ofrezco una mamada que de seguro nunca te da tu mujer y dices que es sucio, eso solo lo puede decir alguien que no sabe lo delicioso que es el sexo oral.
    
    -No Estrella, yo jamás le sería infiel a mi mujer, ella no lo merece, yo la amo.
    
    En serio, no podía creer que ese hombre fuera tan iluso, que no sospechara algo que todos sabían de años.
    
    -¡Al diablo con eso!, no tenes palabra, dijiste que aceptabas jugar y perdiste… paga… aunque tu paga puede ser tu mayor recompensa.
    
    Él se quedó sin saber que decir, yo me acerque y lo empujé al sofá, me ubiqué enfrente de él, en medio de sus piernas y empecé a bajar su cierre.
    
    -¡Detente!... ella puede llegar
    
    A mi sus protestas me tenían sin cuidado, si ella entraba y montaba un drama, aquel “pobre angelito” sabría toda la verdad de sus andanzas.
    
    Mis hábiles manos empezaron a tocarlo, mis dedos ...
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