1. Mi jefe me inició


    Fecha: 09/06/2019, Categorías: Gays Autor: pedrogece68, Fuente: CuentoRelatos

    Mi historia sucedió en Madrid ya tiempo. Tenía por entonces algo más de 18 años y mi padre, harto de mis malas notas, me había conseguido un empleo de aprendiz en un taller mecánico de un amigo suyo. Por entonces todavía no había tenido ninguna relación, aunque me masturbaba como un mono pensando en las chicas, y alguna vez fantaseaba con que era yo el penetrado.
    
    Al principio todo iba bien en el trabajo, y el jefe, al que llamare Antonio, un hombre de 40 años, alto con unas espaldas impresionantes, me trataba casi como un hijo, pero cometí una estupidez, un error de novato y me cargue el motor de un coche que había para reparar. Antonio se enfadó mucho y me dijo que me quedara para hablar después de cerrar.
    
    Cerro el taller y me hizo pasar a la primera planta donde tenía la oficina. Yo estaba bastante acojonado. Sabía que había metido la pata, y tenía miedo de la reacción de mi padre, que era una bestia parda.
    
    – Mira chaval, lo siento por tu padre, pero no puedo permitir lo de hoy. Te tengo que despedir y la factura del desastre se la tendré que pasar a tu padre.
    
    Se me cayó el mundo a los pies, porque me padre era de mucho cuidado, alguien con una facilidad pasmosa para sacar la correa a pasear, y a saber lo que podría hacerme. Me puse a llorar a moco tendido, temblando de miedo, suplicándole perdón al jefe.
    
    – Por favor Don Antonio, que mi padre me mata, ya lo conoce, me mata seguro, le juro que no volverá a pasar. Por lo que más quiera, que no se entere mi padre. Le juro que se lo compensare como sea.
    
    Después de pensar un poco me dijo:
    
    – Sé cómo es tu padre, chaval. Mira el arreglo lo vas a pagar de una manera u otra, ya veremos cómo lo hacemos, pero me parece justo que necesitas un buen correctivo. O te lo da tu padre o te lo doy yo.
    
    – Usted por favor don Antonio. Hare lo que usted quiera, pero que no se entere mi padre.
    
    – De acuerdo, sé que tu padre te va a dar de correazos, yo no soy como tu padre pero de momento una azotaina no te la quita nadie, me dijo mientras se quitaba el cinturón. Bájate el mono y apoya las manos en la mesa.
    
    Yo me baje el mono y me quede en calzoncillos, me puso contra la mesa y empezó a darme correazos en el trasero. Yo ya estaba acostumbrado a los azotes de mi padre, pero que me azotara un extraño, la situación en general me estaba excitando. Al cabo de un rato paro.
    
    – Vamos a ver si tienes el culo suficientemente caliente.
    
    Me bajo los calzoncillos, y enseguida se dio cuenta de que tenía una erección.
    
    – Vaya, te pone que te zurre un hombre, ahora resulta que eres un pedazo maricón.
    
    Volvió a darme otra tanda de correazos, cada vez más fuertes mientras me insultaba.
    
    – Así que eres una puta perra a la que le gusta que le zurren, verdad. Vamos di que eres una puta perra.
    
    – Si soy una perra, pero no me dé más Don Antonio, por favor.
    
    Me coloco el cinturón en el cuello, como si fuera una correa de perro, y empezó a alternar caricias y azotes con las manos.
    
    – Si, eres una ...
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