1. Medicina, tercer curso


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: JESUS, Fuente: TodoRelatos

    Habíamos terminado los exámenes en la facultad y decidimos irnos a tomar unas cervezas a la zona de Moncloa donde habitualmente nos reuníamos cuando quedábamos fuera de la universidad. Muchos compañeros se rajaron aduciendo distintos compromisos y al final decidimos irnos las cuatro de siempre sin contar con los demás.
    
    Nos montamos las cuatro en un coche y dejamos los demás en el aparcamiento de la facultad con la intención de recogerlos más tarde. Nuestro destino era El Parador de la Moncloa, nuestro bar de referencia en la zona.
    
    Con más “minis” de litro de cerveza consumidos de los aconsejables para comportarnos como personas serias, empezamos a jugar al juego de “a que no te atreves a” que tantas veladas nos habían entretenido. Consiste en tirar un dado y cada uno tiene un número asignado, en nuestro caso, al ser cuatro, cuando salía el cinco o el seis volvíamos a tirarlo hasta que salía un número del uno al cuatro.
    
    La cosa empezó a írsenos de las manos cuando retamos a María a acercarse a un grupo de chicos que conocíamos de la facultad y besar en la boca a uno de ellos, el que quisiera. Un poco pedo se acercó a ellos y después de cinco minutos charlando se empinó sobre uno de ellos y le besó. Cuando iba a retirarse el chico la cogió por la cintura y la metió la lengua en la boca. Ella se retiró en cuanto pudo.
    
    Al llegar a la mesa nos encontró partiéndonos de risa y dijo que no tenía gracia, traía la cara colorada como un tomate y empezamos a tomarla el pelo. Como había sido la última en cumplir el castigo, era ella la responsable de decir cual sería el próximo y si al tirar el dado salía su número había que volver a tirarlo, nunca podías repetir dos castigos seguidos.
    
    Con cierto ánimo de venganza por habernos reído de ella dijo que el próximo castigo era acercarse a tres chicos que estaban en el rincón de la barra y tocarle a uno la polla con la mano. Protestamos y dijimos que se podía liar parda. Una cosa era dar un piquito a un tío en los labios y otra distinta lo que proponía.
    
    No desistió de su propuesta, a ella le habían metido la lengua en la boca y no estaba previsto que la cosa resultara así, pero había cumplido como una campeona y había asumido las consecuencias imprevistas.
    
    Como siempre antes de tirar el dado analizamos las distintas probabilidades que se podían presentar y después de valorarlas decidimos que a la que le tocara tenía que hacerlo y las tres con posibilidad de que nos tocara estuvimos de acuerdo.
    
    María tiró el dado y salió el tres, mi número. Me tomé un buen trago de cerveza y me dirigí hacia la barra. Los chicos estaban muy animados y cuando les interrumpí me miraron con curiosidad. Iba pensando en como encarar la situación para cumplir mi cometido. Podía acercarme a uno y disimuladamente rozarle la bragueta. Iba a ser muy poco convincente para las chicas y no me iban a creer si no había signos de que lo había hecho.
    
    Decidí contarles la verdad a los chicos, que se trataba de un juego. Les ...
«123»