1. Pecado bajo la luna


    Fecha: 21/08/2021, Categorías: Fetichismo Autor: MarArrOrt, Fuente: TodoRelatos

    ... cubierto de sangre, tanto propia como ajena, y continuaba atacando impasible mientras absorbía todos los golpes. Lengua de Plata empezaba a jadear, le dolía demasiado todo el cuerpo como para mantenerse firme.
    
    En el último asalto, parecía que Ojos en la Umbra estaba impaciente. Su miembro no había recibido ninguna atención y estaba tan duro y con el venaje tan marcado que dolía verlo. Saltó sobre Lengua de Plata y le inmovilizó a cuatro patas mientras fijaba su mandíbula en el cuello y apretó con mucha más fuerza, sin intención de soltar.
    
    Lengua de Plata resistió diez segundos que se le hicieron eternos antes de emitir un patético gemido que representaba la rendición. Sabía que no podía seguir peleando, y tampoco podía evitar mover el trasero impacientemente de un lado a otro. La humillación de perder le excitaba todavía más y se sentía como el botín de guerra del vencedor, que ahora podría usarle como quisiera.
    
    Ojos en la Umbra aflojó su mandíbula y le lamió la cara mientras se recolocaba. Empezó a notar presión en su ano y trató de relajarse. Entonces entró de una sola embestida.
    
    La repentina estimulación hizo que un cosquilleo recorriera todo su cuerpo mientras se le escapaba un gemido que, de nuevo, por humillación, le excitó más. Ojos en la Umbra se recolocó otra vez y empezó un frenético mete-saca mientras le daba pequeños mordiscos en el lomo y le sujetaba con fuerza usando sus zarpas, procurando que su cuerpo estuviera fuertemente aplastado contra el suelo.
    
    A pesar del mes de autoimpuesta castidad, Ojos en la Umbra tenía una gran resistencia y estuvo muchísimo rato empotrando, cambiando el ritmo, pero nunca deteniéndose ni sacando el miembro por completo. El asalto a su trasero acompañado del movimiento que hacía que su miembro se masturbara contra el suelo hizo que Lengua de Plata se corriera a la mitad, y pasó el resto del tiempo sobreestimulado, sin apenas poder pensar, pero complacido de estar siendo usado por el vencedor.
    
    Tras un largo rato, Ojos en la Umbra llegó.
    
    Se transformó de nuevo para no «engancharse», algo propio de los cuerpos caninos que a ninguno de los dos excitaba especialmente y preferían evitar. Ambos estuvieron un rato en su forma humana, abrazados, disfrutando de la Luna que había visualizado su potencial pecado, aunque para ellos su forma de amarse. Y cuando se separaron, ambos pensaban en su siguiente encuentro. 
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