1. La Carcel. Cap. III: El flaco narigón ese


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Dominación / BDSM Fantasías Eróticas Gays Autor: mynameisnilo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... forma.
    
    Me la metió con mucha saliva, entrando y saliendo para acostumbrarme, mientras me susurraba y jadeaba en la nuca. Me calentaba muchísimo oírlo disfrutar detrás de mí, mientras me rellenaba el culo de verga. Después me dio duro contra el muro salpicando agua para todos lados mientras ambos intentábamos hacer el mínimo ruido posible, aunque era una tarea difícil. Me aguantaba los gemidos y jadeaba intentando no gritar cuando me metía la verga demasiado profundo, sentía como me llenaba el culo a tope y latía dentro de mí estirándome el recto. Hacia el final me abrazó de atrás y me preguntó al oído si me podía aguantar los gemidos para que acabara; le susurré que no con miedo a que me la sacara, pero lo arregló rápido. Así parados como estábamos me agarró del pelo tirando hacia atrás, y con la derecha me tapó la boca, me arquee del todo ofreciéndole el culo y me serruchó sin piedad durante unos largos minutos buscando acabarme adentro. Yo gemía, jadeaba y me sacudía con la boca ahogada por sus dedos mientras sentía que el culo me iba a reventar y me faltaba el aire aunque lo estaba disfrutando como nunca. Al final me soltó el pelo y la boca, sus manos me aferraron por la cintura apretando hasta hacerme doler contra su verga que muy en lo profundo de mi culo empezó a tirar todo su semen bañándome por dentro. Me apretó un rato más como asegurándose de preñarme a fondo y después me fue soltando suave sin sacármela.
    
    Con la acabada el flaco se puso cariñoso: me acariciaba el culo, daba besos en mis hombros, incluso buscó el jabón y me acomodó el pelo pero en ningún momento me saco la verga del culo. Se le fue bajando sola de a poco hasta salirse – Gracias bebé, buen culo tenés- me dijo y se dio vuelta hacia la puerta. Tenía una toallita amarilla tirada al lado de la entrada y se fue secándose.
    
    En cuanto pude salí corriendo del baño para llegar al conteo antes que algún guardia se pusiera a quejarse. Aunque acababa de secarme y el atardecer estaba fresco sentía la cara ardiente y que más de uno me miraba sospechando. Del otro lado del pasillo común el flaco hablaba con un par de tipos como si no hubiese pasado nada en el último cuarto de hora. No volteó a verme aunque yo sentía como se me humedecían los boxers con el semen que me había dejado adentro. Anocheció y dieron aviso de luces apagadas, nos fuimos yendo a las camas y entre la gente que entraba al pabellón no me di cuenta que alguien se movía pegado a mí. -Estás bien? – me dijo y me giré apenas sorprendido. El flaco me sonreía en la penumbra. – Si, re bien- le tiré sonriendo. – Que bueno che. A ver cuando te visito de nuevo ese culo.
    
    Cuando quieras, flaco querido, cuando quieras. 
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