El chupaculos - Relatos Eróticos

El chupaculos

... medida que bajaba de intensidad Sonia sentía como la lengua iba saliendo de su intestino, hasta que finalmente salió arrastrando consigo una serie de cositas que nunca tocaron el suelo.

Cuando Sonia se incorporó el chico ya no estaba. No había nadie. Ni siquiera la flor que había olido hace un momento. Se puso el pantalón rápidamente, olvidando las bragas. Salió aligerando el paso rápidamente sin cuestionarse nada de lo que habría pasado, pensando que tenía que volver a ponerse a salvo.

Pasados unos instantes, la figura del chico se acercó a un arbusto donde estaban las bragas, las cogió con las mano. Las olió y se las guardó. Acercó su mano sobre el árbol y apareció de nuevo la flor. La voz de otra chica desde el camino que solía cruzar por allí advirtió:

¡Qué flor más bonita ha crecido en ese árbol!