El chupaculos - Relatos Eróticos

El chupaculos

Sonia salía del campus universitario y volvía a su residencia para la que tenía que cruzar un bosque bastante frondoso, los lugareños contaban antiguas leyendas de hadas y monstruos, pero lo cierto es que eran solo leyendas al menos eso pensaba Sonia que circulaba por allí prácticamente todos los días. Si bien es cierto en un momento la vegetación era profundamente cerrada. Normalmente solía cruzarse con alguien que venía en un sentido u otro ya que el camino si bien era frondoso era un paraíso dentro de toda la zona urbana.

Cuando llegó a la zona más oscura, estaba ensombrecida por los árboles. Se percató de que a unos metros del camino había una flor que no había visto nunca, además era curioso porque florecía en el tronco de un árbol, como si no debiera estar allí. Se acercó. La olió. Una sensación de ardor la invadió. Al principio lentamente, pero poco a poco se hacía más penetrable. Se le estremeció todo el cuerpo que la llevó a una sensación de excitación. No pudo reprimirse y se llevó un dedo dentro del pantalón para darse placer allí mismo.

No advirtió la presencia de alguien que merodeaba por allí y que se acercó, en aquel momento Sonia solo podía centrarse en sus más primarias necesidades y era satisfacer el fuego que había comenzado desde el momento que olió aquella flor. Sonia seguía masturbándose con una mano mientras con la otra se abrazaba a la pierna de la persona que estaba a su lado. Era un chico joven y de buen ver. El chico le bajó el pantalón y comenzó a ayudar a Sonia. Sonia de pie, con las piernas ligeramente abiertas, el chico detrás comenzó a deslizar sus dedos dentro de la vagina de Sonia, mientras esta aún y sin haber parado se frotaba el clítoris.

El chico acercó su boca al culo de Sonia, al mismo tiempo que mantenía sus dedos dentro de la vagina de Sonia. Comenzó a introducir su lengua dentro del culo de Sonia. Al principio suavemente. Luego y de sopetón Sonia la sintió penetrante dentro de su esfínter. Sonia sentía como si la lengua cada vez estuviera más dentro de ella. Miró hacia atrás y no podía negar que la cabeza de aquel chico, si es que lo era, estaba pegada a su culo. Le cogió con una mano del pelo al chico. Justo en ese momento se iba acercando a un orgasmo, ya que si bien ahora ella no se frotaba el chico no había parado de frotar con sus dedos su vagina, además de meter su larga lengua dentro de su culo.

Cuando Sonia llegó al orgasmo, ya no tenía tiempo de preocuparse de que la lengua seguía paseando por sus intestinos. El orgasmo que había comenzado tuvo su mayor intensidad cuando se vio atormentada por una sacudida del chico al mover su cabeza, lo que originó una movimiento de todo el recorrido de su lengua. Sonia no pudo contenerse y comenzó a orinar. El chico sacó sus dedos de la vagina de Sonia que impulsó su uretra con tanta fuerza salía de su vagina. El chorro que cayó sobre el suelo empapó totalmente sus pantalones.

Sonia tuvo el orgasmo más largo y placentero de toda su vida. A ...