1. Sexo en la Disco


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Juli, Fuente: SexoSinTabues30

    ... bajó su mano hasta su polla y se mordió el labio. Se acercó y mi corazón se aceleró. Me entregó un papel y se marchó. Lo metí dentro de mi zapato sin que se notara la interrupción, cerré mis ojos y seguí disfrutando de aquel paraiso terrenal y pecaminoso de pensamientos, deseos y acciones.
    
    ¡Oh, Dios! Amé su polla suave, grande y dura en mi mano. Llevé una de mis manos a su boca mientras con la otra subía y bajaba suavemente, recorriendo todo su pollazo tierno. Él dejó de tocar mi clítoris y bajó un poco más en busca del agujero de mis máximos deseos, mientras humedecía toda mi mano con sus labios y su lengua.
    
    Me penetró suavemente con sus dedos indice y medio, preparándome para todo lo que me metería a continuación.
    
    Empecé a jadear y llevé mi mano mojada a su pene. Nos abrazamos con la mano sobrante mientras nos masturbabamos el uno al otro y nos besábamos como si no existiera ayer, hoy, ni mañana. Como si todo a nuestro alrededor se hubiera pausado y solo nosotros existieramos en ese instante. La música dejó de sonar, la gente dejó de hablar, el barman dejó de servir.
    
    Para nosotros solo se escuchaba el placer, el jadeo, el ruido humedo de sus dedos penetrando dentro de mí, la respiración, los besos.
    
    Moví mi culo al borde de la silla y me atreví, sin miedo a que nos miraran. Rodee sus caderas con mis piernas y dejé que me follara tal como ya me había imaginado. Con rabia y placer; rápido y despacio a la vez; fuerte y sueva también. Mis paredes vaginales hablaban con su miembro viril. Vibraban, temblaban, le gritaban que no parase. Verga y chochito, los dos se entendían a la perfección. Yo sentía los espasmos de su polla de arriba abajo. El sentía mi vagina temblar y pedir más; sus manos, sus besos y su respiración me confirmaban todo lo que sentía.
    
    Me bajó de la silla y me sostuvo en sus brazos agarrando fuertemente mi culo, y derrepente la música volvió a nuestros oídos. Bailaba conmigo encima sin parar de follarme al ritmo de la melodía. Yo también movía mis caderas de adelante hacia atrás, deseando no parar. El ayudaba mi movimiento con sus manos. Yo me aferraba con fuerza a sus caderas a través de mis piernas y a su cuello con mis brazos; sintiendo como entraba y salía suavemente su polla de mi chocho. Notando el calor, la humedad, el placer a flor de piel.
    
    Me bajó, me dio la vuelta, subió un poco mi vestido y volvió a penetrarme. Bailábamos y follábamos. Me abrazaba por la entrepierna y tocaba fuertemente mi clítoris mientras besaba mi cuello. Mi mirada apuntaba a la pared, sin darme cuenta de quién nos observaba, tampoco me importaba.
    
    Me tocaba de arriba abajo y se detenía durante más tiempo en mi pecho, sujetándolos fuertemente con la totalidad de su mano. Mis pezones endurecían cada vez más. Mis labios no conseguían juntarse. Mis piernas temblaban de placer. Mi garganta se secaba de tanto gemir. Disfrutaba de cada segundo, de cada roce, de cada vaivén. Él estaba seguro de lo que hacía y de lo que yo sentía. Eso lo ...