Se la chupo a un RRPP antes de tener una cita - Relatos Eróticos

Se la chupo a un RRPP antes de tener una cita

La verdad es que he dejado esto algo de lado. Escribo solamente aquellas noches que estoy en casa sola y me apetece darle algo de alegría al cuerpo y lo cierto es que no he tenido apenas tiempo para eso. Este verano ha sido demasiado agotador. Demasiado.

Algunas cosas las he dejado plasmadas por aquí, otras tal vez las cuente y algunos detalles me los dejaré para mí.

Ya he vuelto a las clases, a reencontrarme con las amigas y a tener otra vez el WP lleno de tíos del curso pasado preguntándome qué tal estaba.

Esa noche quedé con las amigas para salir a bailar y a la vez quedé con un tío en encontrarnos en la disco. Era uno con el que estuvo tonteando antes del verano y con el que no pasó nada. Conseguí escapar de la ciudad antes, aunque no pasase nada, él estaba a pico y pala.

Me vestí con una mini falda negra mate y un top rojo que me dejaba un escote apretado y decidí salir.

El plan era bastante simple, beber en un bar, cenar, seguir bebiendo y luego acabar bailando. No tenía fisuras, en un principio. Y ya en el baile me encontraría con mi viejo amigo y quién sabe, igual le dejaba manosearme un poco.

Todo iba bien hasta que nos encontramos con otros amigos. Eran los relaciones de otra discoteca con los que, alguna de nosotras, y me incluye, había intercambiado saliva.

Al principio no fue mal, se sentaron con nosotras, tonteamos y bebimos. Y no iba a pasar de ahí o por lo menos es lo que me imaginé en un principio hasta que nos levantamos y acabamos en su pub.

No eran ni las 12 de la noche cuando ya estábamos con un cubata en la mano cada una, perreando un poco al son de la música y yo, a cada Pam del bombo me tenía que bajar la mini.

Al final uno de ellos, con el que ya me había liado hace casi un año me volvió a entrar.

Hablamos, volvimos a tontear pero aún así me mantuve distante. Intenté ser una chica difícil, por lo menos hasta que terminé el cubata y él me dijo de salir un rato.

Dimos una vuelta a la manzana y me dijo que su coche estaba aparcado al lado.

Si, todas mis alarmas se encendieron, y aunque estaban atenuadas por el alcohol, en ese momento se pusieron a flor de piel.

- No, no, no. Sé lo que pretendes y no va pasar.

Hizo caso omiso y me abrió la puerta del copiloto, y aunque estaba con la negativa, me subí.

Me quedé en mi asiento, ligeramente ladeada, mirando al frente y a él. Estábamos en una calle secundaria, en la parte de atrás del pub, aunque la avenida principal quedaba apenas a unos 100 metros de nosotros.

No tardó en lanzarme la caña, más insistentemente de lo que ya lo había hecho.

- No, no, no va pasar nada.

Aunque le dije que no, se tiró a mi boca igual y me metió la lengua.

Me quedé quieta en mi asiento, apoyada, con las piernas cerradas, el escote a la vista y su lengua pegada a la mía. Empezamos a liarnos y aunque yo no hacía nada, le dejaba comerme la boca. Sus manos empezaron a tocarme, y al principio le quise apartar, pero luego dejé que se metiera en mis ...