1. SOY PUTA (V): La primera prueba


    Fecha: 27/05/2019, Categorías: Confesiones Autor: ekaitza, Fuente: RelatosEróticos

    ... aquello. Las instrucciones de Pedro era hacerlo en la buhardilla, que estaba acondicionada con cama, armario y escritorio, y había un agujerillo en el techo que le permitiría sacar las fotos. Le pregunté a Venancio dónde estaba y me lo indicó. Fui allí directa, sin girar la vista hacia él, que caminaba detrás de mi mientras babeaba y me decía que tenía un culo bien puesto para ser tan joven (total, que me echó 17 años en vez de 14). Cuando subíamos las escaleras hacia el segundo piso de la casa, el de los dormitorios, me agarró de nuevo el culo, esta vez con las dos manos y no me soltó hasta llegar a las escalerillas que daban a la buhardilla. Terminamos de subir y me empujó contra la cama, dejándome doblada hacia delante. Me bajó los pantalones y las bragas y empezó a frotarme el coño con sus manos, evidentemente sucias, mientras me babeaba el cuello. Me aparté un poco y me quité la ropa, pues prefería que me babease a mi antes que ensuciar la ropa y tener que dar explicaciones en casa de por qué estaba así. Me dijo que iba un momento al baño a mear, y en la espera no podía dejar de dar vueltas a lo que estaba haciendo. Lo peor de todo es que al agarrarme el culo me había puesto un poco cachonda, y tenía ganas de follar. No con él, pero tenía ganas. Mi líbido siempre ha ido por libre, independientemente de lo que le digan mis sentidos y sentimientos.
    
    Me puse a masturbarme, pensando que si me ponía más cachonda el rato no sería tan desagradable, y la verdad es que funcionó. Para cuando volvió Venancio yo ya estaba caliente y ya me molestaba menos ser su putita por esa noche. Quería que me follara y punto. Lo recibí sentada en el borde de la cama y abierta de patas masturbándome. Le dije que me follara y me dijo que antes le tendría que chupar la polla. Fue imaginar cómo sería la polla de Venancio y casi me dan ganas de llorar. Pero tenía que hacerlo, así que hice de tripas corazón y le saqué la polla de la cremallera de los pantalones. Se la cogí con la mano y notaba el tacto de la suciedad en su polla, que no era muy grande pero que ya estaba firme. Fue arrimarme a ella y me vino una mezcla de olores a semen, orina y sudor que casi me marea, además de que tenía restos de lo que se suele llamar "requesón". El muy cabronazo ni se limpiaba la polla después de pajearse o follar con las putas. Me la metí en la boca, y sentí el sabor que correspondía con esa mezcla de olores. A medida que le iba chupando se le iba endureciendo, y yo misma sentía cómo mi aliento estaba cogiendo ese nauseabundo olor. "Lo raro es que no tenga ladillas" pensaba yo mientras seguía limpiándole, y nunca mejor dicho, la polla a ese cerdo, pues le quité todo el requesón. Entonces él se apartó y me tumbó bocarriba. Me abrió las piernas y se puso encima de mí, con la polla en el coño, metida sólo la puntita. Se puso a decirme guarradas que yo ni siquiera escuchaba, sólo pensaba en el aliento a vino y a todo que me venía directa a la cara. Mientras seguía hablando se puso a ...