Joven y señora de la limpieza - Relatos Eróticos

Joven y señora de la limpieza

Acababa de cumplir 18 años y había empezado la universidad. Pedro siempre había sido un muchacho tímido y responsable. Iba a la universidad por la tarde y estudiaba por la noche porqué retenía mejor la información. Se levantaba tarde.

Había empezado la nueva mujer de la limpieza, María, que iba un par de mañanas. Cuando ella llegaba, Pedro todavía dormía. Ella era una mujer de unos 50 años. Era morena, de estructura fuerte sin estar sobrecargada. Cuando Pedro se levantaba iba a la cocina a desayunar. Ella le daba conversación ya que se daba cuenta que él era tímido. Poco a poco Pedro fue cogiendo confianza. Cuando terminaba el desayuno se iba a duchar y se ponía a estudiar hasta que llegaba su madre, con la cual comía, y luego se iba a la uni.

Con la primavera, llegó el calor. Mucho calor aquel año. Además Pedro se sentía alterado y no sabía muy bien porque, pero se solía levantar con erecciones contundentes. Dejaba pasar unos minutos antes de ir a la cocina para tranquilizarse y que María no notara nada, ya que debajo del pijama no llevaba calzoncillos.

Una de aquellas mañanas, se levanto tarde y ya hacía mucho calor. Se fue a la cocina, y Maria estaba limpiando el mármol. Pedro se fijo que María llevaba una bata ya de verano, más corta, y el escote bastante marcado: se había desabrochado un par de botones de la bata por el calor. A Pedro verla así le puso en alerta y se le puso un poco morcillona. Maria se dio cuenta que Pedro se había fijado en su escote, y no pareció que le molestara. Puso una cara como de satisfacción y a la vez disimulo. Al cabo de un par de minutos se fijo disimuladamente en el paquete de Pedro. Pensó que el chico estaba crecidito.

Aquella semana Pedro, yendo a la facultad con la bici, tuvo un leve accidente y se daño la espalda. Nada importante pero le dolía la zona lumbar. El día en que venia María se levanto más temprano del dolor. Llego María y cuando vio a Pedro levantado pregunto qué cómo era que estuviese levantado tan temprano. Le conto lo del accidente. María le recomendó un aceite natural. Pedro dijo que le haría caso y lo compraría. Paso la semana y cuando María volvió a casa le pregunto por la espalda. Todavía me duele, dijo Pedro. No te has aplicado el aceite? La verdad q lo compre pero no sabia aplicarlo solo, dijo con vergüenza. Vamos, pasa a tu habitación, que te lo aplico, dijo maria con aires imperativos. Sácate el pijama y túmbate. Pedro se saco la parte de arriba y se estiro. Maria se sento al lado de la cama y empezó a darle un masaje. Pedro con el calor y un tacto que nunca había sentido, no podía creer que se sintiera tanto placer. Maria se dio cuente porque pedro tenia la piel erizada. Te duele? Pregunto. No, no, esta bien maria. Muchas gracias. Maria siguió aplicando el aceite por los lados de la espalda y bajaba hasta donte empezavba el pantalón corto. Se dio cuenta q no llevaba calzoncillos. Te bajo solo un poco el pantalón que te ira bien, de acuerdo? Maria que no llevo calzoncillos! ...