1. Lucia. Infidelidad necesaria.


    Fecha: 19/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: MaduroMasajesEllas, Fuente: TodoRelatos

    ... comprar el café cuando está trabajando o es una chica de su oficina que le llama cuando él está de camino al trabajo con esa voz dulce que empalaga, a lo que él no ha sabido que decirme. Entonces le he preguntado cuanto lleva con ella, si una semana, un mes o más. Se ha reído y me ha dicho que tengo una buena imaginación y entonces le he puesto una imagen que le hice hace tres meses cuando le vi salir de su oficina, agarrado muy eufóricamente de una chica joven, y le he dicho que sabía que llevaba mucho tiempo con ella y que esperaba que cuando yo vuelva, él no esté en mi casa, porque es mía, pero no me jode que me haya puesto los cuernos durante tanto tiempo, eso también es culpa mía por dejar que se confiara, realmente yo tengo la culpa por no darme cuenta de que ya no me tocaba ni se me acercaba o que solo tuviéramos el polvo del sábado, cuando está en casa, porque lleva meses en que trabaja hasta la madrugada los sábados, cosa que sé que en su oficina cierran las puertas y no entra nadie desde el viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana. El caso es que le he dicho que, si no tiene sentimientos, mejor no seguir, y como te he visto en la página y he leído tu perfil me he atrevido a responderte. Incluso me he quitado la ropa interior delante de él mientras seguía riéndose, y sé que se ha quedado alucinado cuando me he puesto el vestido, he agarrado mi móvil, las llaves del coche, de mi coche, porque él no tiene y usaba el mío, las he metido en mi bolso y he salido de casa. Creo que ahora estará pensando que estoy consolando a mi amiga y esa amiga casualidad de la vida eres tú.
    
    Dicho todo esto mientras yo la miraba atentamente todo su cuerpo con esas tetazas, porque tiene muy buenas tetas, no sé cómo van las tallas de sujetador (perdonarme las mujeres que lean esta historia, pero no entiendo entre una ochenta y cinco A, B, C o D, ya no digo nada entre las tallas de setenta y cinco u ochenta y cinco, que lo del cinco tampoco lo entiendo, será que no hay contornos de cuerpos de mujeres que acaben en dos o tres o cuatro o siete u ocho o nueve, por eso, os pido disculpas por mi ignorancia sobre vuestras prendas íntimas), pero solo puedo decir que una mano mía sola no tapaba una teta de ella, dos manos si la tapan, y no las tenía caídas, bueno, por la parte de abajo algo, pero apenas nada, digamos que las tiene aún firmes, o que la gravedad no ha hecho mella en sus tetas. La cuestión es que tiene unas tetas maravillosas, con esos pezones duros por estar al aire y creo que también por la excitación de estar delante de un hombre que acaba de conocer, totalmente desnuda, sobre todo viendo que mi cipote (llamado también o vulgarmente, pene, polla, falo, y demás sinónimos que se le atribuyen al aparato sexual del hombre) seguía erecto, sin llegar a estar como un palo de un mástil o como la pata de la mesa de cualquier casa, oficina o donde pueda haber una mesa. Entonces yo solo pude decir una cosa a Lucia:
    
    — Tu pareja es gilipollas, ¿verdad? ...
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