1. Marirosa. Ofrecida por unas horas


    Fecha: 14/05/2019, Categorías: Intercambios Autor: Ladyrosa, Fuente: TodoRelatos

    Ofrecida por unas horas
    
    Marirosa no sabía por qué su marido la obligaba a hacer esto, pero cada semana lo hacía... Su coche estaba entrando en una rotonda grande y ella miró hacia las grandes extensiones de césped que rodeaban esta casa señorial... Ni siquiera sabía el nombre de la dueña que vivía allí... Para ella era sólo la Señora.
    
    El sol estaba desapareciendo detrás de los árboles y se estremeció... Llevaba una bata corta de seda, que llegaba hasta la mitad de los muslos, atada alrededor de la cintura y tacones altos... Nada más.
    
    Era la forma en que la Señora le pidió que vistiera... Se detuvieron frente al camino de piedras que conducía a la puerta principal... Su marido apagó el motor del coche e inclinándose hacia ella, la besó en la mejilla y le dijo:
    
    - “Te recogeré dentro de una hora."
    
    Marirosa abrió la puerta del coche y salió... Su bata corta se abrió mientras caminaba, y sus tacones hicieron un sonido de clic, clic, rítmico conforme se acercaba a la puerta principal.
    
    Aquí fue donde comenzó a sentir el rubor de la vergüenza en sus mejillas... Siempre empezaba aquí... La puerta se abrió cuando ella se acercó y una mujer mayor, como siempre hacía, se apartó para dejarla entrar... Nunca supo quién era esta mujer... ¿Quizás era la madre de la Señora?... No vestía de sirvienta.
    
    Una vez dentro, siguió a la mujer a través de una enorme sala... Sus tacones repiquetearon sobre las baldosas de mármol... Siempre se sintió excitada, a sus cuarenta y tres años de edad, parada allí casi desnuda, mientras la mujer llamaba a unas enormes puertas de roble... Luego de esperar un poco, la mujer simplemente abrió las puertas, la dejó pasar y las cerró detrás de ella... Ni una sola vez la miró.
    
    La iluminación de la habitación era tenue, excepto por una bombilla que brillaba sobre una mesa baja de roble en medio de la habitación.
    
    - "Ya estás aquí... Muy bien."
    
    Su voz salió de detrás de una mesa de escritorio y vio que en la penumbra la Señora se levantaba... Cuando salió a la luz, pudo ver que sostenía una copa de coñac o brandy en la mano.
    
    - "Empecemos, ¿de acuerdo?", le dijo.
    
    Ahora ella la vio claramente... La Señora vestía una elegante túnica marrón con cuello negro... Su melena de pelo oscuro ondulado caía en cascada sobre la parte posterior del cuello... En verdad, era una mujer como ella que a sus cuarenta y tantos años también conservaba toda la elegancia que sin duda había tenido de joven.
    
    - "Acércate a la mesa, por favor", dijo.
    
    Ella sabía qué hacer... Caminó hacia adelante hasta que la mesa la tocó a la mitad del muslo.
    
    - "Quítate la bata", le dijo con mucha suavidad.
    
    Marirosa desató la bata corta y la dejó deslizarse desde sus hombros hasta el suelo... Quedó de pie, desnuda, con sus tacones altos, ante la Señora... El ardor de la vergüenza inflamó de nuevo sus mejillas.
    
    - "Manos detrás de la cabeza, por favor."
    
    Marirosa colocó las palmas de las manos en la nuca, con los codos hacia afuera y se ...
«1234»