1. ¡Qué noche de placer!


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Fantasito, Fuente: CuentoRelatos

    Este sábado pasado con Silvina fuimos a Santa Fe, a un bar en Boulevard Gálvez. Ella vestía un vestido ajustado a su cuerpo, bien minifalda y hermoso escote, con sandalias de tacón negras. Me senté en una mesa a beber una cerveza y ella se situó en la barra. No tardó un hombre de muy buena presencia en acercársele a dialogar. Ella, muy sonriente entabló plática con ese galán de pelo oscuro, muy bien vestido deportivamente. Demás está decir que la conversación debe haberse derivado a una conquista bien recibida. Bebieron un par de tragos y se dispusieron a retirarse. Silvina le comentó algo y me miraron. Estaba programado lo que mi mujer le contaría a su reciente enganche. Me señalaron algo y salieron. Yo salí detrás. El departamento del hombre, que después sabría se llamaba Pablo, estaba a menos de una cuadra, por calle Balcarce. Vi que en el camino Pablo llamaba por su celular. Llegaron a la puerta del edificio y me esperaron. Allí, Silvina nos presentó y entramos. MI mujer le había relatado a su nuevo hombre que yo, por una intervención quirúrgica era totalmente impotente y que había derivado a la homosexualidad.
    
    Entramos, la parejita, delante de mí comenzó un gran espectáculo mientras se desnudaban. En ese momento sonó la llamada y entró un joven de una presencia espectacular. Pablo le dijo: - Hola Enrique, ese pollito es el tuyo, Silvina es para mí.
    
    Yo fijé mi posición: - Hazme todo lo que desees pero besos en la boca me dan asco...
    
    Nos desnudamos, lo acosté al borde de la cama hincado a su lado comencé a lamerle, mamarle todo su sexo. Lamía sus bolas, subí por esa vena que los penes tienen en su parte inferior, a todo lo largo, llegaba a su hermoso glande y después de lamerlo, golpear con mi lengua esa riendita que une el glande con el tronco, volvía a bajar disfrutando ese miembro que estaba hermosamente circuncidado. El glande era grande, bien formado, con sus bordes con un vuelo su alrededor, mucho más grande que su grueso tronco. Lamí y lamí, levanté sus caderas y seguí lamiendo su periné, hasta llegar al agujerito dorado de mí en ese momento macho. Mi lengua jugaba en su agujerito, volví a la verga se me esmeré en masturbarlo y mamar ese tronco hasta que con un quejido:
    
    - Estoy por acabar!
    
    Me metí esa cabeza en la boca y gocé recibiendo una catarata de semen, caliente, espeso, sabroso que devoré de inmediato.
    
    Comencé a jugar con mi lengua en su pecho con bastante vello varonil, chupaba sus tetillas, le acariciaba la espalda. Lo di vuelta y comencé a besarle y chuparle sus nalgas peludas, le abrí las nalgas y comencé una bárbara lamida de culo. Mojé con saliva mi dedo mayor de la mano derecha y comencé jugar en su agujerito. Enrique jadeaba, después de rozar la yema de mi dedo en su ano comencé a meter ese dedo en ese hermoso agujero. Demás está decir que mi verga estaba parada a mil. Me di vuelta y le ofrecí todo mi trasero. Me abrió desmesuradamente mis nalgas y acercándome ese hermoso y falo me lo fue introduciendo ...
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