1. Así nunca me folló su hijo


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... Le echó a Angelita en el ojete. La muchacha se asustó.
    
    —¡Por el culo, no!
    
    —Te va a gustar.
    
    Le puso la punta en la entrada.
    
    —¡No, suegro, no!
    
    Empujó y entró el glande.
    
    —¡Le dije que no!
    
    Federico se la metió hasta la mitad, y suavemente le folló media docena de veces el culo. Angelita había parado de protestar. Se la metió hasta el fondo, despacito. Con dos dedos le acarició el clítoris. Al rato, magreándole las tetas con una mano, acariciándole el clítoris con la otra y follándole el culo, le preguntó:
    
    —¿Te gusta?
    
    Angelita, mintió
    
    —No.
    
    —Mentirosa. Sé que te gusta porque de tu coño no para de salir jugo.
    
    —Fólleme y calle.
    
    Federico la folló y le acarició el clítoris hasta que los gemidos de Angelita lo alertaron que se iba a correr. Se la quitó.
    
    —¡No! Métala en el culo otra vez.
    
    Federico, cogiéndola por la cintura, metió todo el coño de Angelita en la boca y le metió la lengua en la vagina. Angelita movió la pelvis de abajo arriba y le llenó la boca de babas, diciendo:
    
    —¡Me corro, suegro, me corro!
    
    Al acabar de beber aquella inmensa corrida. Federico, al estilo troglodita, se echó al hombro a Angelita y la llevó a la habitación. La puso en la cama, se echó boca arriba a su lado, y le dijo:
    
    —Folla al hombre de las cavernas.
    
    —Prefiero que me siga follando. —Se puso a cuatro patas— Así nunca me folló su hijo, y además estoy indefensa.
    
    Con eso le había dicho que se la podía meter en el culo cuando quisiese.
    
    Federico, que había visto una zapatilla debajo de la cama, se estiró, la cogió, se puso detrás de Angelita, levantó la mano y le largó.
    
    —¡Plas, plas —Angelita se estiró sobre la cama, plas, plas, plas!
    
    —¡Me está haciendo daño!
    
    —Esto es por puta. Mira que meterle los cuernos a mi hijo...
    
    Le volvió a largar en las dos nalgas.
    
    —¡Se los metí con usted, hijo de...!
    
    Le dio con más fuerza.
    
    —¿Hijo de qué, guarra?
    
    —¡Hijo de puuuuuuta!
    
    Le volvieron a caer, ya con menos fuerza.
    
    Después de darle, Federico, le besó las nalgas coloradas, y le pasó la lengua por el periné y el ojete, Angelita levantó el culo y abrió las piernas. Le lamió el coño empapado. La muchacha, gimiendo, se volvió a poner a cuatro patas, y le dijo:
    
    —Dame un poquito más con la zapatilla.
    
    Federico, le dio.
    
    Después de darle, tiró con la zapatilla, la cogió por las tetas y le clavó la polla en el coño.
    
    Angelita, exclamó:
    
    —¡¡Ooooh, qué gustazo!
    
    Al rato largo, sintiendo las pelotas de Federico chocar contra ella y sus manos magreando sus tetas, le dijo:
    
    —Métamela un poquito en el culo, suegro.
    
    —Y tú mete dos dedos el en coño y fóllalo.
    
    Angelita hizo lo que le dijo. Federico se la metió y le folló el culo.
    
    No tardo ni cinco minutos en decirle:
    
    —¡Córrase conmigo, suegro!
    
    Angelita, al correrse, sintió tanto gusto que Federico, llenándole el culo de leche, tuvo que taparle la boca con una mano. Si no lo llega a hacer se iban a enterar en los vecinos del pueblo y los de los ...