1. Veinte años yo, él, veinte años más


    Fecha: 27/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... destino me tenía reservada otra oportunidad, ya que al día siguiente en la misma discoteca y a la misma hora me lo volví a encontrar.
    
    Volvíamos al mismo plato que el día anterior con las mismas ganas de ser malas, de ser juguetonas, de ser guerreras, mismo plato diferentes actores masculinos salvo el mío que se acercó a mí como lo hace un felino a su presa, con sigilo para que esta no se espante, pero mi sexto sentido ya lo había detectado nada más entrar y la presa se convirtió en cazadora, dejando que se acercara, dejando que volviera su cortejo sin saber que yo ya había decidido el final de aquella historia, dejando que él pensara que había ganado, ese juego que las mujeres solemos jugar y por regla general ganar.
    
    Había anochecido cuando Julián que así se llamaba me pidió que le acompañara fuera, ya que había demasiada gente, demasiado ruido y al salir de la discoteca parecíamos un padre y una hija que habían salido de allí precipitadamente, como si el padre buscara y se llevara a su niña por desobedecerle por quizás ir demasiado provocativa, ya que él con un pantalón vaquero y camisa y yo con una falda azul muy corta por encima del medio muslo y una blusa blanca atada por un lazo dejando ver mi vientre y los botones de arriba desabrochados hasta casi enseñar mis pechos que cubría con un sujetador negro de encaje.
    
    Justo a la vuelta apoyados en una de las paredes encoladas de blanco de la discoteca, donde la música a todo volumen era casi un mero recuerdo, bajo aquel pequeño manto de estrellas que por la contaminación lumínica podíamos observar hablábamos de todo un poco, de la universidad, de su Madrid donde vivía orgulloso, allí bajo la atención de aquellas pocas luces celestiales nuestras manos se empezaron a tocar entrelazando los dedos, sus dedos empezaron acariciar la piel de mis brazos hasta llegar a mi cuello donde nuevamente volvían a bajar y a pesar de haber sido yo la que provocara aquel ardid, a pesar de dejar que poco a poco me fuera llevando a su terreno me sentía nerviosa, sentía como sus caricias me provocaban pequeños escalofríos en mi cuerpo y me notaba como mi sexo se iba humedeciendo al paso de sus manos que ya se atrevían a pasar por mis pechos por encima de mi blusa, Julián me miraba fijamente a los labios, deseoso de sentir los míos unidos a los suyos, un deseo compartido por ambos, pero el juego era claro, él tenía que dar el primer paso, él era el león y yo su gacela.
    
    Al cabo de los pocos minutos su saliva se unía a la mía, nuestras lenguas bailaban de un lado a otro dentro de mí, dentro de él, mis manos abrazando su nuca, acariciando y pasando mis dedos por su pelo y mi espalda apoyada en la blanca pared soportaba el peso de su cuerpo sobre el mío, mis pechos apretados contra su torso, mientras una de sus manos acariciaba la piel desnuda de mis caderas y la otra hacia una incursión por debajo de mi falda, notando la humedad evidente de mis bragas y metiendo sus dedos para comprobar lo mojada que estaba mi ...
«1234...9»