1. Un sueño cumplido


    Fecha: 23/04/2019, Categorías: Hetero Infidelidad Autor: Ber_El, Fuente: SexoSinTabues30

    Solicité dos días de permiso en mi trabajo. Además, mi esposa se fue con los hijos una semana a disfrutar con mis suegros de un resort que ellos tenían apartado. “Qué lástima que yo no pudiera ir, por el trabajo”, les dije cuando los dejé en el aeropuerto. En la noche, después de hablarle a mi esposa por teléfono para ver cómo habían llegado tomé un bus que me llevaría a la ciudad donde vive Mar. Llegué muy temprano y me fui a desayunar. Compré unas flores y tomé un taxi para que me llevara a la dirección del estudio de Bernabé. Apenas bajé del taxi y llegó Mar en otro vehículo similar.
    
    –Qué puntualidad! –le dije extendiendo el ramo para ella y le di un leve beso en la boca pintada de color rojo intenso, “Rojo puta”, pensé, recibiendo otro.
    
    –Así de puntuales deben ser los amantes para disfrutar el día –dijo un señor mayor y, aunque estaba vestido, lo reconocí por las fotos que había visto. Era el amante de Mar.
    
    –Te presento a Bernabé –dijo Mar–. y yo le estreché firmemente la mano a su amante.
    
    –Sólo estoy para recibirlos, me iré sin molestar, regreso hasta que me hablen por teléfono –dijo Bernabé haciéndonos pasar al edificio y después abrió la puerta del estudio.
    
    Mar y yo pasamos, Bernabé dijo “Adiós”, acompañado de una sonrisa cómplice, y se retiró. En cuanto cerró la puerta, nos abrazamos y besamos dándonos un morreo delicioso “¡Por fin tendré estas nalgas!”, pensé extendiendo mis manos para magrearlas mientras nuestras lenguas se acariciaban con pasión. Mar tampoco perdió el tiempo para apretarme de la misma manera.
    
    –Espera, deja poner las flores en algo –pidió Mar volviendo a tomar el ramo que había dejado sobre la mesa cuando comenzó la toqueteada.
    
    Una vez que encontró un recipiente adecuado y le puso agua, las colocó en la mesa. “Están muy bonitas, es buen regalo para comenzar a lo que sigue”, me dijo tomándome de la mano para llevarme a una recámara. Allí comenzó a desvestirme.
    
    Cuando me bajó la trusa sonrió sin dejar de mirarme la verga y los huevos. “¡Qué linda!, está mejor que en las fotos”, dijo y se puso a besar mi escroto. Lamió mis huevos uno a uno y los metió con dulzura a su boca. Dio un jalón al tronco y lamió la gran gota de presemen que asomaba por el meato, metiendo la punta de la lengua en éste.
    
    –Acuéstate, te voy a dar show –dijo al prender el aparato de sonido.
    
    Se desvistió al ritmo de la música hasta dejar su cuerpo tal como yo lo había conocido en fotos. Se notaban sus estrías y, además, las leves señales de celulitis. Mar sabía lucir sus carnes. “Gorda” dirían algunas; “buenota”, decimos otros. En los pies se notaba menos cuidado, como si la mayor parte del día trajera sandalias o chanclas, incluso fuera de casa porque también tenía la piel quemada en el dorso (verifiqué cierta dureza de piel en las plantas cuando tomé sus pies para besarlos y acariciarlos). Al terminar el estriptís, se lanzó hacia mí para besarme, pero siempre agarrada de mi preciada bolsa que protege la fábrica de ...
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