1. El día de mi boda


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... excitarlo más. “Al menos déjame hacerte mía, para que así vuelvas a mí con seguridad” me suplicó al tiempo que me resbalaba sus manos en la espalda, bajo la blusa, y me abrazaba para darme un beso que correspondí. Su lengua jugó con la mía, deslizó una de sus manos bajo el tirante del sostén y dejé que la corriera por ahí hacia el frente hasta quedar de costado, donde empezó a sentir mis axilas y lo suave de mi pecho. Aprisioné con el brazo su mano derecha para que no continuara, pero la izquierda había bajado hasta mi cintura y, con sus dedos meñique y anular, entre mi piel y el resorte de la pantaleta, se trasladó dificultosamente hasta mi ombligo e intentó desabotonarme el pantalón. “¡No! Nos pueden ver, le dije al oído quitándole las manos del botón de mi pantalón. Lo volví a abrazar y separé ligeramente el brazo, liberándole la mano que estaba a punto de entrar en la copa del brasier, para que sintiera mi pecho, el cual acarició con mi complacencia.
    
    “Eres muy hermosa y yo muy caliente”, dijo mientras se deleitaba acariciándome bajo el suéter. “Vamos con los demás”, le pedí, bajándole las manos hasta que las sacó de mis ropas y me separé. “Antes, prométeme que alguna vez haremos el amor”, me pidió después de tranquilizarse por lo abrupto de mi separación y sin soltar mis manos me dio un beso en la frente.
    
    “Quizás...”, le dije, y sonreíste imaginando que seguramente eso no llegaría a ocurrir, pues al día siguiente regresarías a la ciudad donde yo vivía y estabas comprometida para casarte en pocos meses más con Saúl. Yo tenía la seguridad de que esto sólo habría quedado en el recuerdo de una agradable aventura en vacaciones. “No. ¡Asegúramelo!, exigió, mirándome seriamente a las pupilas. “Sí, la próxima vez que nos veamos” concedí, antes de darle un beso en la mejilla que él completó, deteniendo mi cabeza, para que su lengua entrara en mi boca, al tiempo que pegaba su pubis al mío.
    
    Y hete aquí, que el día de mi boda por el civil, él estaba entre los presentes…
    
    Durante la espera a que el Juez de Paz llegara, subí a mi recámara para darme los últimos arreglos, pero, sin hacerse notar, Roberto me siguió y entró tras de mí a la alcoba, cerrando suavemente la puerta y le colocó el seguro. En ese momento descubrí que me había seguido.
    
    –¿Qué haces aquí? –exclamé.
    
    –Sólo trato de que cumplas tu palabra: “Haremos el amor la próxima vez que nos veamos” –dijo dándome un beso.
    
    ¡Me encantó su arrojo! ¡El beso fue dado con la pasión de un enfebrecido amante que se había sacado el pene! Sin dejar de besarme, levantó mi falda y colocó su verga entre mis piernas. Yo hervía en calentura, hice a un lado la pantaleta y, al momento de dirigir su falo hacia los labios de mi vagina, escuchamos unos fuertes toquidos que daba mi hermana Helen a la puerta, al tiempo que decía “Tita, ya llegó el Juez y dice que tiene prisa”.
    
    –¡Voy! contesté separándome abruptamente de Roberto y le indiqué un lugar para esconderse.
    
    En cuanto me cercioré de que ...