1. El hombre del parque


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la arrancó. Él también se desnudó. Yo deseaba verle, pero no me dejaba. Estaba totalmente desnuda sobre mi mesa, con un hombre que no conocía de nada y sin saber lo que me iba a hacer.
    
    Estiró de mis brazos hacia atrás, puso las manos a mi espalda y me las anudó con su corbata rosa. Me tenía a su merced para hacer lo que quisiera. Por un momento volví a pensar en el miedo y tuve otro escalofrío.
    
    Me empujó contra la mesa boca abajo, mis tetas apretadas contra la madera, me agarró del pelo con una mano y con la otra se sacó una polla descomunal. Era enorme, la punta roja, llena de venas, parecía tener vida propia. Nunca había nada igual.
    
    La arrimó a mi raja y empezó a deslizarla arriba y abajo como untándola en mi flujo, recorría desde mi clítoris hasta el ano una y otra vez. Parecía mentira que aun pudiese crecer más, giré la cabeza y vi que lo que tenía en la mano tenía el tamaño de un calabacín. Paró de deslizarla y la pegó a mi culo.
    
    - ¡Por el culo no!! Grité.
    
    - ¡Me va a doler!
    
    En ese momento me pegó una hostia en la cara y me dijo:
    
    - ¡Relájate! Llevo deseando romperte el culo desde que lo he visto en el parque, así que te la voy a meter sí o sí.
    
    Entonces sin meterla empezó a empujar contra mi ano mientras me tiraba del pelo. Empujaba como si me estuviera dando, abriendo camino, relajando mi culo.
    
    Mis tetas resbalaban por la mesa en cada sacudida, notaba la presión de esa polla contra mi culo, no podía entrarme algo así y en caso de que entrase me iba a hacer mucho daño. Pero de pronto, durante un empujón, noté que mi culo cedía levemente.
    
    Automáticamente empecé a fantasear con lo que sentiría con ese pollón dentro de mí, me mordí el labio y cerré los ojos. Imaginaba su cuerpo fibroso, desnudo con una mano en mi cadera y la otra apretando fuertemente su rabo.
    
    - ¡Ahora verás puta!! ¡Te voy a dar como nunca te han dado! ¡no vas a poder sentarte en una semana!
    
    Me dijo, mientras empujaba fuertemente. Tal fue la fuerza del empujón que la mesa se desplazó conmigo encima.
    
    Grité, jadeé, la tenía dentro, toda la tensión se convirtió en excitación, tanta que del coño empezó a caer un pequeño chorro. ¡Me estaba corriendo!!!
    
    Mis gritos de dolor se habían convertido en gritos de placer, de éxtasis.
    
    - ¡Dame más cabrón, reviéntame!! Le gritaba.
    
    Normalmente tengo más problemas para llegar al orgasmo ¿Cómo podía haberme corrido con solo sentirla dentro y con dos empujones que me había dado??
    
    Él sonreía.
    
    - ¡Disfruta putita , zorra! Te he dicho que nunca has sentido una polla como esta.
    
    Sus manos enormes me agarraban los cachetes mientras me daba como un bestia. Cada vez que embestía, la mesa se movía, y yo gritaba de placer, dolor, placer , placer..
    
    De mi coño seguían cayendo gotas, seguía notando las contracciones del orgasmo.
    
    - Ahora me toca a mí. Dijo entre jadeos.
    
    Aceleró en sus embestidas, en el salón solo se escuchaba el ruido de su cuerpo golpeando contra el mío. Su respiración se aceleraba ...