1. Mi vecino, un cumple y unas pizzas


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    A
    
    eso de las 6.30 suena el despertador de mi marido. A las 7 lo hace el mío. A esa hora empieza mi día.
    
    Ducha, levantar niños, preparar desayunos, desayunar, vestir niños, llevarlos al colegio, limpiar la casa, hacer almuerzo, recoger niños, llevar niños a extraescolares, recogerlos, hacerles la merienda, ir al súper, bañarlos, preparar la cena, besar a mi marido cuando vuelve, cenar, y dormir.
    
    Ese es mi día a día. Jalonado con algún polvo algún sábado.
    
    Llevo años así. Pero no me molesta. O eso creo. Al final una se acostumbra a todo.
    
    Somos de un pueblo de la Sierra Norte de Sevilla, pero por el trabajo de mi marido nos hemos trasladado a una localidad de la zona metropolitana. Está cerca de Sevilla y el alquiler es más bajo.
    
    No conozco a nadie, más allá de los vecinos de las dos puertas que están junto a mi casa. Un par de familias jóvenes con niños más pequeños que los míos.
    
    No sé si era feliz o no antes de que todo sucediera. No lo sé. No me paraba a pensarlo. Estoy enamorada de mi marido? Creo que si. A mis 38 años es difícil escapar de lo que te han enseñado, de lo que te han dicho siempre que era lo bueno. Desde pequeña, en un pueblo como en el que me había criado, lo bueno era hacerle la comida al marido, plancharle la camisa y abrir bien las piernas para el polvo de la semana, simular el orgasmo y a dormir.
    
    Pero hubo un día en que…
    
    Se había acabado la leche en casa. Mierda. Y tenía el coche en el taller porque, como era su costumbre, fallaba en el sistema eléctrico. Cogí un sudadera, me puse un vaquero y unas zapatillas y fui al Carrefour. Compré la leche y, ya que estaba allí, un par de tonterías más. Me fui a la cola. Y ahí estaba buscando en mi cartera la maldita tarjeta Pass del Carrefour cuando alguien me dijo
    
    -Hola
    
    Me giré y era uno de mis vecinos. Es un chico de unos 28 años, creo. Lo que supone diez años menos que yo. Gafas de pasta negra. Algo de flequillo, aunque también algo de claridad en la coronilla. De mi misma estatura. Con un par de kilos de más. Y con unos ojos oscuros hipnóticos.
    
    - Qué? También con problemas en la nevera no? - me dijo sonriendo
    
    -Sí, ya ves. Siempre falta algo con los niños.
    
    - Jajaja siempre!
    
    Llegó mi turno para pagar, así que me despedí y fui a pagar. No había encontrado la tarjeta así que pague en efectivo.
    
    Cuando terminé mi dirigí a la escalera mecánica que da acceso al parking. Cuando casi había llegado, recordé que había ido caminando, que el coche esperaba en el taller. Así que me giré de nuevo hacia la otra puerta. Mi vecino venía caminando y cuando me vio volver sobre mis pasos me habló:
    
    -Se te ha olvidado algo?
    
    -Si jaja que tengo el coche en el taller y vengo andando. Por la costumbre, he tirado para acá pero…
    
    -Vente, yo te acerco a casa.
    
    No podía decirle que no. Así que con una sonrisa acepté. Era un SUV de estos modernos, con sus sillitas de los niños detrás. Olía a limpio de forma increíble el interior, poco parecido al mío, desde ...
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