1. Mi Cuñada XI


    Fecha: 10/04/2019, Categorías: Incesto Transexuales Autor: Riseva, Fuente: SexoSinTabues30

    Cuando desperté esa tarde, tenía abrazado a mi hijo. Él estaba de espaldas a mi y su trasero pegado a mi. No tenía una erección, pero sentía sus nalgas bien formadas y tersas. En realidad no había gran diferencia entre él y mi hija. Me quedé pensando en nuestro futuro, sin la Emily, ellos había perdido a su madre, algo que no tiene remedio ni consolación. Le hice cariño en su pelo y el puso su mano sobre la mía que tenía en su estómago.
    
    – Hola papi – me dijo dando vuelta la cabeza.
    
    – Hola, hijo – le dije saludándolo como siempre, desde chico, con un beso en los labios. Nos quedamos quietos un rato, cada uno pensando en los acontecimientos. Me dio gusto el sentir que no había ningún recelo por la forma que lo tenía abrazado. Muchas veces lo abracé así cuando era chico, para hacerlo dormir. Talvez le quedaba ése sentimiento y por eso no tenía ninguna intención de separarse de mi. Sentí moverse a mi hija a mi espalda. Me di vuelta y abracé a mi hija de la misma forma.
    
    – Hola, papi – mi dijo dando vuelta la cabeza para besarnos.
    
    – Hola hija, cómo estás ? – le pregunté suavemente.
    
    – Bien – dijo acomodándose contra mí. Mi hijo me abrazó a mí de igual forma y nos quedamos los tres abrazados. Nunca mi hijo me había abrazado así antes y me gustó sentirlo. No había morbo ni nada parecido, sólo cariño y amor. No recuerdo cuánto rato estuvimos los tres así, abrazados y desnudos. Pero sentía el estómago vacío. No había comido nada en todo el día, salvo un par de cafés. No hubo tiempo. Y seguramente mis hijos tampoco comieron nada, salvo un par de galletas.
    
    – Quieren comer algo? – les pregunté.
    
    – Si, dijo mi hija –
    
    – Les parece una pizza o preparamos algo? –
    
    – Algo, no me quiero levantar, estoy bien así – dijo pegándose más a mi y su brazo por mi cintura. No me molestaba sentirlo, al contrario, me gustaba. No tenía una erección pero lo sentía pegado a mi año.
    
    – Yo tampoco me quiero levantar y también estoy bien así – dijo pegándose más a mí. Ahí estaba yo, aplastado entre los dos.
    
    – Yo también estoy bien así y tampoco me quiero levantar – dije moviéndose hacia adelante y hacia atrás. Se rieron y nos quedamos así, abrazados. Se sentía bien, pero alguien tenía que hacer algo y ese era yo.
    
    – Hija, tengo que ir al baño, déjeme pasar –
    
    – No quiero – dijo. Después de mala gana echó la ropa de cama hacia los pies y se levantó, despegándose de mi. Se levantó y esperó que yo me levantara. Me levanté y la abracé, estuvimos uno minutos abrazados y luego se acostó nuevamente, lo que aprovecho mi hijo de abrazarla. Mi hija pegó su trasero contra mi hijo mientras yo los tapaba. Después de la reconfortante ducha me fui a la cocina no sin antes ponerme una remera de manga corta o polera. Estaba preparando todo cuando de abre la puerta y entra la Ale. Dejé todo, me limpié las manos y fui a recibirla. Un beso y un abrazo fue el recibimiento.
    
    – Qué rico que viniste, te estaba echando de menos – le dije.
    
    – Y yo también a ti. Cómo están ...
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