1. CARLOS (31 años) Y MARQUITOS (9 añitos) – UN CULO ADORABLE


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: marcos-wanda, Fuente: SexoSinTabues30

    Mis relatos, son experiencias de vida, ciento por ciento reales y no hago apología de nada, no promuevo nada, no estoy, ni “a favor de”, ni “en contra de”; solo escribo acerca de mí precoz vida sexual y con mi total y absoluto convencimiento, anuencia y aceptación. Nadie me obligó a hacer nada, nadie abusó de mí, ni mucho menos.
    
    Todo se daba a la perfección, para que Marquitos, siguiera entregándose y por completo, a los placeres del sexo, merced a que Carlos lo había hecho quedar muy, pero muy bien delante de su madre, llenándolo de elogios y de halagos, por su excelente comportamiento, durante aquella estadía de dos días en su casa, aunque a todas luces, nada de ello había ocurrido tal y como el hombre relató.
    
    “¡Hola, Marquitos! ¡Entra!” – Exclamó Carlos al yo tocar a su puerta y una vez dentro de la casa, todo era sexo, sexo y pasión desenfrenada.
    
    “¿Quiere que me quede desnudo, Carlos?” – Susurré con esa inconfundible voz de “puta en celo”, que tanto excitaba al hombre.
    
    “¡Ay, sí, Marquitos!” – Respondió Carlos y agregó:
    
    “¡Hoy estoy re caliente, Marquitos!, Así que vamos a coger con todo.”
    
    “¡Desnúdese usted también, Carlos!” – Exclamé porque, entre otras cosas, me encantaba ver a ese hombre, del cual yo estaba total y absolutamente enamorado, sin ningún tipo de ropas, ni siquiera la interior.
    
    Una vez desnudos, nos fuimos al dormitorio y, obviamente, como no podía ser de otra manera, Carlos manoseando mi increíble, precioso y descomunal culo y yo, con mi mano tomando su verga, ya erecta.
    
    La diferencia de altura, entre ambos, hacía que Carlos tuviese que agacharse, levemente, para tocarme el culo y yo, en cambio, levantar mi mano para asirme de su deliciosa pija.
    
    Nuevamente el alucinante cuadro; un hombre de 31 años y un niño de solo 9; desnudos, dirigiéndose al dormitorio, para, una vez sobre la cama, llevar adelante todo tipo de acciones, en pos de obtener el mayor placer, gozo y satisfacción sexual.
    
    “¿Te dije que eres hermoso, Marquitos?” – Preguntó Carlos, sin dejar de abrazarme contra su torso desnudo.
    
    “¡Usted también es muy lindo, Carlos! ¡Yo lo quiero mucho!” – Exclamé, mientras ya acomodaba mi cara, para comenzar a recibir esos riquísimos besos en mi boca.
    
    “¡Y tu culo, Marquitos! ¡Hay, tu culo! Te lo chupé, lo lamí, lo comí, lo manoseé, lo toqueteé y lo cogí tantas, pero tantas veces y no me canso de halagarlo y elogiarlo” – Dijo Carlos.
    
    “¡Usted también tiene una verga preciosa, Carlos!” – Susurré y agregué:
    
    “¡Tengo ganas de chuparla! ¿Puedo?”
    
    “¡Por supuesto que puedes! ¡Mi lindo putito! ¡Acá está! ¡Es toda tuya!”
    
    Tomé esa hermosa polla entre mis manos y comencé a lamer, a besar y a comer, el glande primero, el grueso y apetitoso tronco después y, por último, el par de adorables testículos.
    
    Ese manjar de verga, me hacia sentir el más excitante de los placeres, cada vez que la tenía dentro de mi culo y, modo de agradecimiento y gratitud eterna, me veía en la obligación (que, obviamente, no ...
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