1. Niño. Piel dorada


    Fecha: 08/12/2019, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Gays Autor: Cain3, Fuente: SexoSinTabues30

    Esta vez les quiero compartir una de las experiencias más ricas que viví antes de adoptar a Irabi. Igual, se los dejo a su criterio. Ustedes eligen que creer. Si no has leído mi relato anterior, lo encuentras como; «El hijo que siempre quise». Igual este relato también es algo largo, pero quiero creer que vale la pena. Sin más, vamos a ello.
    
    Había salido de mi trabajo y me dirigía a mi apartamento de ese entonces. Era nuevo en la ciudad, así que apenas estaba conociéndola. Hacía cerca de 20 minutos de mi casa al trabajo si no había tráfico, pero del trabajo a mi casa casi hacía 1 hora, siempre terminaba desviándome y metiéndome a lugares que en mi vida había visto. Siempre, antes de terminar perdido, llegaba a un semáforo donde siempre había vendedores ambulantes, migrantes, limpia parabrisas, gente que trataba de entretener y sacar para comer. Ya una vez aprendida mi ruta casi siempre me tocaba estar enfrente del tráfico y me tocaba ver todo tipo de trucos. Un día después de salir del trabajo algo tarde, pegándole a las 4:30 de la tarde, estaba un par de niños que no había visto por ahí, era un chico de cerca de 15 años y supuse que el otro era su hermano. El más pequeño se acercó a mi auto en cuanto el semáforo se puso en rojo, vendía chocolates y algunos chicles. Lo pude ver de cerca, era un niño de 11 años, no muy alto, delgado pero se le notaban los músculos, de piel clara, pero quemada por el sol, dándole un toque dorado. Ojos grandes con pestañas bastante largas. Su cabello era café, un café claro, casi rubio que caía por sus ojos en forma de chinos y una sonrisa que enamoraría a cualquiera… Le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Gabriel. L: -Un gusto, Gabriel. Dime, ¿qué vendes? G: -Traigo unos chicles y chocolates y mi hermano trae gomitas y dulces. L: -¿Y si te compro todo, hijo? G: -Uhmm, no sé. Es que los chicles los doy a peso y los chocolates a 5. Mejor le pregunto a mi hermano. Y se fue corriendo con el, era muy vivaz. A los pocos segundos regresó con su hermano, un chico de 15 años, igual de piel dorada, cabello ondulado de tonalidades rubias como el de su hermano que caí por sus ojos y la misma sonrisa que la del menor. ¿: -¿Qué pasó, jefe? Su voz era ronca, de esas voces que casi que no sale sonido pero muy masculina… L: -Le digo a Gaby que si quiere le compro todo. ¿: -No, como cree, jefe. Se le va a hacer mucho. L: -No le hace, echamelo todo antes de que se cambie a verde. ¿: -Bueno, ya dijo, jefe. Se hicieron poco menos de $200 pesos mexicanos. Agradeciendome bastante me despedí de ellos y la luz cambió a verde. Esa fue la primera interacción que tuve con ellos, sin duda, este par de niños tenía excelentes genes. Llamaban mucho la atención, pero el menor, Gabriel, me flecho al instante. Casi todos sus músculos estaban marcados por la desnutrición, pero sin duda, era un cuerpecito envidiable, mandibula marcada y muy nalgoncito. A pesar de su situación, a ninguno lo noté sucio o con algún problema de salud ...
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