1. En una fiesta


    Fecha: 06/12/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Asistí a una fiesta de la empresa y ofrecí a un obrero que se quedara en mi casa, pues vivía en una zona peligrosa. Empecé a sentirme raro y al llegar a casa el obrero me dijo: Ve y bañate muy bien. No me opuse, tenía consciencia pero no voluntad. Mientras me bañaba el entró desnudo a la ducha y empezó a manosearme. Le dije que no lo hiciera, pero no me resistí. Tomó mi rostro y me besó con pasión, dije no, no, pero el me ordenó responder a sus esos y caricias. No quería hacerlo, pero obedecía a su petición.
    
    Me llevó a la cama y empezó a besar y acariciar mis glúteos y espalda, estaba muy excitado, tenía miedo y quería resistirme, pero obedecía a su pedido. Sin apuro me dilató y montandose sobre mi me dijo: Ahora vas a ser mi mujer, no quiero que te reprimas, expresa tu placer, gime, chilla sin contenerte, te va a gustar mucho.
    
    Sentí su pene entrando en mi cuerpo, me dolió y grité y el retrocedió volviendo a la carga. Me decía que me relajara, que me abandonara a el, pues me daría un regalo muy hermoso convirtiendome en mujer. De prontó mi cuerpo cedió, sentí un dolor punsante y aquel sexo que llenaba y estiraba completamente las paredes de mi ano. Sentí que había entrado totalmente, y un orgasmo increible explotó en mis entrañas. El empezó a moverse lujuriosamente mientras yo gemía ruidosamente de placer, pues el dolor desapareció. Quedé rendido, como desmayado sintiendo aquel inmenso pene moviendose lujuriosamente mientras me cogía a placer. Sentí que empezaba a crisparme de placer y de pronto él eyaculó intensamente en mis entrañas, y yo volví a tener un intenso orgasmo.
    
    Mientras se recuperaba me beso con ternura y me habló eroticamente diciendome que le gustaba mucho, que estaba divino, que tenía unas nalgas preciosas, que me deseaba más que a nada en el mundo, que sería su mujer. Además me besaba con deseo y ternura y pronto me montaba por segunda vez.
    
    Al acabar me llevó a la ducha y me hizo lavar su pene, el cual era muy grande, grueso, oscuro, y suave. Allí me enseño a satisfacerlo oralmente y a saborear su leche, diciendome que me haría adicto a ella.
    
    Al volver a la cama empecé a salir de mi letargo, pero el volvió a hacerme el amor 3 veces más.
    
    Al despertar la mañana siguiente, me beso con ternura y empezó a acariciarme. Yo me sentía muy avergonzado y el se montó de frente sobre mi y tomando mis piernas las colocó sobre sus hombros, y así de frente me penetró haciendome mirarlo a los ojos y me hizo el amor.
    
    Nunca antes tuve sexo con otro hombre, ni me siento atraido por ninguno, pero cuando Ramón me mira con deseo, se que volveré a ser su hembrita complaciente y por más que quiera no puedo negarme 
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