1. Mi compadre me vendió a sus dos hijas


    Fecha: 02/12/2019, Categorías: Incesto Autor: jena01, Fuente: SexoSinTabues30

    Esta historia es excitante y está basada en hechos reales. Me paso con las dos hijas menores de mi compadre y amigo.
    
    Los llanos en Venezuela son extensos, algunas fincas están lugares solitarios y despoblados. Sin vecinos y autoridades cerca, todo puede pasar.
    
    Mi compadre Don Rosendo vive a 30 kilómetros del pueblo más cercano, tiene empleados que lo ayudan en los quehaceres diarios pero estos pernotan separados en una cabaña cercana. Solo Rosendo y sus dos hijas habitan la finca.
    
    Después del divorcio las niñas quedaron su bajo la tutela y custodia. Para un hombre solo, la tentación lo llevo cometer actos lascivos con las pequeñas. Prepárense porque las próximas líneas son muy calientes y sórdidas.
    
    Rosendo tiene dos hijas: Patricia de 10 años y Clemencia de 9. Patri es delgada, de un metro veinte de estatura, piel blanca y muy guapa, tiene una cabellera negra,larga, una carita muy graciosa salpicada con pequitas lo que la hace ver muy sexi, grandes ojos negros, piel blanca, suave, nariz pequeña ,y una sonrisa deliciosa.
    
    Su hermana menor Clemencia: es más bajita de 1 metro 10, menudita, pero igual de bella: blanca, de ojos negros, cabello corto, y un poco tímida.
    
    Me llamo Joaquín soy de la capital y aquella mañana me encontraba de visita en la casa de mi compadre Rosendo.
    
    Nos pusimos a beber y a compartir alegremente. Sin darnos cuenta de que nos habíamos excedido en la bebida.
    
    En medio de la conversación; entre trago y trago, me dio por decirle:
    
    — Compadre que lindas se han puesto sus dos hijas Patricia y Clemencia.
    
    — ¿Usted lo nota compadre?
    
    — Claro que si ya están más grandecitas.
    
    — Y muy puticas las dos — me respondió.
    
    El comentario me dejo asombrado. — Le pregunte:
    
    — ¿Cómo es eso compadre?
    
    — Compadre que quede entre usted y yo, esto que lo voy a contar:
    
    —Pero quiero que me prometa que muere callado y no va a comentar lo que le voy a decir a más nadie.
    
    — Palabra de honor Don Rosendo, cuente conmigo, — soy una tumba.
    
    — Mira Joaquín tu sabes cómo es la vaina aquí en el campo, uno está solo, es hombre y tiene sus necesidades…
    
    — ¿Como así Don Rosendo?
    
    — Mira mijo hablando claro, yo he manoseado a las niñas desde muy pequeñitas; por el culito y la conchita. Los mas que he hecho con ellas es ponerlas mamar, pero solo hasta allí, nada de cogerlas, solo tocarles el culito y chuparles el coñito, y por supuesto una que otra acabada de mi leche en sus boquitas.
    
    ¡Compadre! ¿No le dio cosa? son sus dos hijas.
    
    —Que cosas ni que nada. Soy un hombre solo y con esas hembritas es bueno enseñarles de chiquitas a putear de una vez, o que crees, que aquí en este monte se van a quedar lisas; lo más seguro que cualquier hijo de vecino termine cogiéndolas cuando estén más grandecitas.
    
    —Dime si no es verdad.
    
    — Y ahora a lo que voy compadre.
    
    Hiso una pausa para tomar aire.
    
    — Le propongo un negocio entre amigos de confianza.
    
    — Y ¿cuál será ese negocio compadre?
    
    — Mire y le digo, usted ...
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