1. Llegó al fin el día


    Fecha: 27/11/2019, Categorías: Transexuales Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos

    Metí los dedos de los pies en esas pantimedias negras. Dudé. Estaba nervioso y temblaba con respiración agitada. Tragué saliva. Levanté la vista al espejo que tenía enfrente y me vi sentado sobre la cama, desnudo, a punto de travestirme como una nena por vez primera para un hombre. Ya muchas veces me había vestido de mujer. Pero esta era la primera que lo hacía sabiendo que alguien me vería.
    
    Por un momento pensé en rendirme y olvidar todo. Pero sentí la sensación suave y apretada de las pantimedias en la punta de mis pies, vi en el suelo las sandalias de suela delgada, tacón alto y apenas unas correas, que me invitaban a calzarlas; en la pared, junto al espejo, un vestido corto de campana a cuadros, y, sobre la cama, la peluca rubia larga y el brasier con botón de cierre al frente me gritaban que no diera vuelta atrás.
    
    Respiré hondo y deslicé la pantimedia por mis pies, pantorrillas y hasta llegar arriba de la rodilla. Luego, el otro pie. Me paré, ajusté la pantimedia hasta la cintura y noté como levantó mi trasero, apretándolo y dándole forma redonda y deseable. Me coloqué el brasier. Instintivamente sabía cómo hacerlo. Levanté los brazos y me enfundé el vestido. Lo cerré por el lado derecho. Esquivé mi mirada del espejo. ¿Qué sucedería si simplemente miraba a un hombre sin gracia vestido con ropa de mujer? No quería defraudarme. Me senté y me puse la primera sandalia. Qué delicia sentirla. Apenas tenía una cinta que cruzaba de lado a lado sobre los dedos, otra tras el talón y otra que sujetaba el tobillo hacia el talón. Sentí el aire correr entre la media y mis pies. Me puse la otra sandalia y la sensación fue aún más placentera.
    
    Me paré, puse un pie adelante recto y otro detrás a un lado, formando una “T”. Tomé la peluca y me la coloqué en la cabeza. La peiné. Levanté la mirada y allí estaba yo, hermosa, con unas piernas torneadas, un excelente gusto y una sensación de libertad.
    
    Caminé hacia mi closet. Saqué un perfume de fragancia indudablemente femenil y lo apliqué en muñecas, cuello, atrás de las orejas y busto.
    
    La transformación era fantástica. Tocaron a la puerta de mi cuarto y mi corazón desbordó emoción. Tenía tanto miedo.
    
    -Puedo entrar –dijo mi hermano
    
    -Estoy… -estaba muy nervioso, pero proseguí:- … Lista.
    
    Abrió la puerta. Mi hermano estaba totalmente desnudo. Entró. Me vio de pies a cabeza. Su miembro flácido comenzó a hincharse y a pararse.
    
    Se acercó a mí. Me abrazó. Me pegó a su cuerpo. Aun con tacones él era más alto. Me acarició. Su verga ahora estaba como una roca.
    
    Cualquier travesti de closet como yo siempre sueña este momento.
    
    -Mámala -Ordenó mientras me daba un beso con su lengua caliente.
    
    Me puse de rodillas. Sentí como las tiras de mis sandalias se estiraban en mis pies. Restregué su pene por toda mi cara. Era mi sueño. Lamí aquel trozo de carne. Lo descapoté con la mano y comencé a mamarlo. Era un poco salado, pero se quitó rápidamente el sabor para convertirse en más delicioso.
    
    Buen ...
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